La voz de Marta Barrachina
Decíamos el pasado viernes que Feijóo habló claro a los representantes parlamentarios del PP reunidos en Toledo. Allí estaba Marta Barrachina, la presidenta provincial de los populares castellonenses, que ya lleva meses practicando lo que el jefe ha transmitido: pisar la calle y mirar a los ojos a la ciudadanía, en la necesaria voluntad de involucrarse en los problemas reales de los españoles. Barrachina recorre sin cesar las comarcas y conoce la realidad de cada pueblo. Desde luego es su trabajo, también un afán que le viene impuesto por el compromiso del cargo. En todo ese tiempo de esfuerzo en abanderar el proyecto político que a nivel nacional lidera Feijóo resulta estimable la normalización de relaciones, rectificar es de sabios, con Carmina Ballester, alcaldesa de Onda. Ahora mismo la ciudad buque insignia del partido conservador. Una situación anómala que resultaba insostenible. En bien del proyecto común, ambas compañeras convergen en la misma dirección y aúnan esfuerzos en el ánimo de jalonar con éxito el camino hacia el 28-M, la decisiva cita electoral cuyos resultados podrían forzar al presidente Sánchez a un adelanto de los comicios generales, previstos para finales del 2023.
Estos días Barrachina lidera un manifiesto firmado por alcaldes y concejales del PP que está abierto a las demás fuerzas políticas y sociales. Texto que desciende al terreno de la cruda realidad en defensa del sector cerámico, principal motor de la economía castellonense, que ahora mismo está sufriendo de forma especial las consecuencias de la crisis energética, derivada no sólo de los efectos fruto de la invasión de Ucrania por parte de Rusia. Barrachina aboga: «Por la defensa del empleo y el sector cerámico que proteja a familias y empresas, para asegurar el futuro de la provincia». El momento es preocupante, siendo necesario poner en valor la trayectoria de la cerámica, puntal económico que en los últimos cincuenta años no ha dejado de desarrollarse en calidad, dando ejemplo en innovación con las mejores técnicas de producción y apostando por la investigación y el diseño.
La iniciativa del PP viene precedida por voces solventes como la del presidente de la CEV Castellón, Luis Martí. En línea con Barrachina, el viernes criticaba la escasez de ayudas para la industria: «Es vital un paquete más ambicioso y contundente de ayudas directas a la industria». Al respecto, Vicente Nomdedeu, presidente de Ascer, destacó: «La cerámica italiana tendrá créditos para pagar el 40% de las facturas energéticas». Fernando Roig, dueño de Pamesa, el grupo azulejero más importante de Europa, ya se adelantó semanas atrás a denunciar la inoperancia del Gobierno de Sánchez entregado a poner palos en las ruedas, en lugar de ofrecer soluciones reales para atajar la crisis. Roig, cuya trayectoria empresarial le avala a nivel internacional, ya lleva tiempo asegurando: «El precio del gas no se puede soportar, hay que buscar alternativas, pero desde la Administración los permisos son eternos o nos vetan iniciativas».
Burocracia, ineficacia, desidia, o tal vez la suma de todo ello, es lo que viene a demostrar el Ejecutivo presidido por un señor que cada día sorprende con la chistera del reparto pero, sin embargo, como en el ilusionismo, al final nadie ve el dinero. De eso saben mucho los damnificados del volcán de La Palma, por poner un ejemplo gráfico. Respecto al sector industrial, en este caso el cerámico, no hay más que detenerse en las medidas adoptadas por países como Alemania, Francia o Italia. Medidas realmente efectivas de ayudas económicas directas. Las voces de Barrachina, Roig, Martí y Nomdedeu, son más necesarias que nunca.