Mi prima se ha convertido ahora en mi superheroína
Este verano he tenido la suerte de poder viajar con mi prima. Me ha hecho muy feliz poder pasar tanto rato a su lado, pues he aprendido mucho de ella y coleccionado miles de recuerdos que nunca olvidaré. Pero, a pesar de esta felicidad experimentada, he sido consciente de su realidad. La realidad de una persona discapacitada. Ella padece una discapacidad, hecho que la hace estar en silla de ruedas.
Siempre he sido consciente de ello, pero jamás me imaginé la cantidad de estragos a los que hace frente día tras día. No solo lidia con sus dolores musculares, también debe hacer frente a no poder disfrutar de ciertos placeres, pues no puede acudir a muchos sitios debido a la falta de accesibilidad. Cuando fui consciente de todo ello, supe que tenía delante de mí a una superheroína. Mi prima, a pesar de las mil y una dificultades que tiene, sigue sonriendo. Su sonrisa nunca se borra de su rostro. Eso hace que la admire de una forma inmensa.
Es curioso como a muchos nos han inculcado desde pequeños la frase de «la vida está hecha para que todos la podamos disfrutar». Qué ingenuos fuimos quienes caímos en la trampa de esa oración, porque poco tiene que ver con la realidad. Y si pudiese, si puedo colaborar, tan solo lanzo un grito a esta sociedad para hacer de esa frase una verdad.
Una ciudad adaptada debería ser hoy una realidad.