Preocupación máxima en los clubs que usan el campo Gran Vía
CD Tonín y Sporting Castelló, pendientes de la salud de los niños y del inicio de las obras
El pésimo estado de las instalaciones del campo de fútbol de Gran Vía en Castelló preocupa, y mucho, a los dos clubs que habitualmente hacen uso de esas instalaciones municipales. Cada semana con los entrenamientos y, a su vez, los fines de semana en competición, los más de 500 niños que integran el CD Tonín y el Sporting Castelló ponen en riesgo su salud, una circunstancia que indigna a los responsables de ambas entidades y tienen con la alarma encendida a los padres de los chavales.
Los clubs en cuestión son sabedores de la situación, ya que han estado puntualmente informados por el Patronat d’Esports, pero eso no quita que la precariedad del césped del campo de Gran Vía genere dos principales preocupaciones. La primera, y más importante, evitar que alguien se haga daño o se lesione de gravedad, y la segunda es saber cuándo se iniciarán las reformas y dónde reubicarán a los clubs afectados.
LOS IMPLICADOS Luis Belenguer, miembro del equipo de coordinación del CD Tonín, explica a Mediterráneo el sentir de un colectivo que cuenta con cerca de 300 licencias. «Una opción sería cerrar el campo, pero ¿dónde vamos? Solo queda aguantar y esperar a que se cumplan los plazos», indica.
«Nos dijeron que las obras comenzarían sobre final de año. El tema es tener claras las fechas y, si coincide algún tramo con alguna fase de las competiciones, saber dónde podremos jugar», dice.
Por su parte, José Ramón Espejo, coordinador del Sporting Castelló, club que cuenta con más de 250 licencias federativas de fútbol base, añade: «Nuestra principal preocupación es que de aquí a la reforma no se haga daño ninguno
de los 500 niños que juegan aquí».
«Lo que más nos tiene en alerta es evitar lesiones de nuestros jugadores y, evidentemente, que tampoco le pase nada a nadie de los rivales», añade, recordando que «hace mucho tiempo» que vienen
«reivindicando esta situación, porque a vista de todos está que ahí no se tendría que jugar hasta que no se arregle el campo».
Sin duda, una necesidad que reclaman ambos clubs y el colectivo de padres y madres.