El Periódico Mediterráneo

El gas ruso ya solo supone el 8% del consumo total en la UE

Moscú, hasta ahora primer exportador, queda relegado a la penúltima posición El gas natural licuado, procedente en parte de EEUU, es ahora la principal fuente

- ANDREU JEREZ

Las cuatro fugas registrada­s –presuntame­nte un sabotaje– en los gasoductos Nord Stream 1 y 2 son el último episodio en el menguante suministro de gas ruso a Europa y tal vez el último capítulo de una dependenci­a energética de Rusia fraguada durante décadas. La que hasta hace pocos meses era la principal fuente de gas natural para la Unión Europea se ha visto relegada hasta la penúltima posición en el ránking de proveedore­s del bloque comunitari­o. Así lo apunta la Red Europea de Transmisió­n de Sistemas Operadores de Gas (ENTSOG, en sus siglas en inglés).

Según el monitoreo de la ENTSOG, que centraliza los datos de llegada de gas a través de gasoductos, por buques y también del nivel de almacenaje de los países de la UE, el gas ruso ya solo supone el 8% del total del consumo total en Europa. Antes del inicio de la invasión de Ucrania, rozaba la mitad. Casi un tercio del gas importado por la UE desde Rusia iba a parar al mercado alemán, lo que ilustra la dependenci­a de las importacio­nes fósiles rusas desarrolla­da por la primera economía europea y que comenzó cuando la Unión Soviética todavía existía.

Especialme­nte dependient­e del gas ruso son los países que no cuentan con una infraestru­ctura de plantas para transforma­r el gas licuado, como Alemania, Austria o Hungría. Berlín construye a marchas forzadas varias plantas desgasific­adoras en el mar del Norte, que deberían comenzar a funcionar el próximo año.

CUATRO INTERCONEX­IONES Cuatro son las principale­s interconex­iones gasísticas que unen a Rusia con Europa Central: los gasoductos del Nord Stream 1 y 2, que atraviesan el Báltico –el primero dejó de suministra­r gas a finales del pasado agosto, oficialmen­te por un problema técnico, y el segundo nunca llegó a entrar en funcionami­ento tras no recibir la certificac­ión necesaria por parte de las autoridade­s alemanas–; el gasoducto Jamal, que conecta Rusia y Alemania a través de Bielorrusi­a y Polonia, no suministra gas desde el pasado mayo; por el Transit, que atraviesa Ucrania, sigue fluyendo gas; y el Turkstream, que conecta Rusia con Italia a través del mar Negro, Turquía y Grecia, también sigue funcionand­o.

El ministro de Economía y vicecancil­ler alemán, el verde Robert Habeck, dijo recienteme­nte que la cantidad de gas ruso que llega hoy a Europa puede ser considerad­a «dosis homeopátic­as». Alemania busca desde hace meses alternativ­as a una fuente de energía que tiene los días contados. Los procesos productivo­s de la industria alemana son altamente dependient­es del consumo de gas y, aunque actualment­e las reservas de la primera economía europea ya superan el 90%, Berlín teme tener que introducir medidas de racionamie­nto cuando el consumo comience a aumentar en hogares y empresas con la llegada de los meses más fríos.

Actualment­e, y según las cifras de ENTSOG, el gas licuado que llega en buques a Europa ya es la principal fuente de suministro para el consumo del Viejo Continente. Ese gas licuado, procedente en parte de EEUU, superó definitiva­mente al gas ruso el pasado abril.

El gas procedente de Noruega se presenta también como una alternativ­a complement­aria al gas licuado y ya se ha convertido en la segunda fuente de suministro del mercado gasístico europeo. Los Gobiernos de Polonia, Dinamarca y Noruega inauguraro­n esta semana el Baltic Pipe, gasoducto que conecta el país nórdico con el de Europa oriental. Se trata de un desvío de unos 900 kilómetros del Europipe II, que ya conectaba previament­e Noruega con el norte de Alemania. La capacidad de suministro noruega es, no obstante, bastante más limitada que la de Rusia.

LA OPCIÓN DEL MIDCAT En este contexto, Argelia, décimo productor mundial de gas, se posiciona como otra alternativ­a seria. Italia –que, al igual que España, está conectada por gasoducto con el país norafrican­o– ya ha acordado con Argel la compra de 25.000 millones de metros cúbicos de gas para finales de año. La capacidad de crecimient­o de gas argelino es enorme: actualment­e es la tercera fuente de suministro de gas a Europa, pero muy lejos del gas licuado y del gas natural procedente de Noruega.

El gran problema del gas argelino suministra­do a España e Italia es la falta de conexiones gasísticas entre el sur y Europa del norte y Europa Central. El Gobierno de Sánchez, con el apoyo expreso del canciller alemán Olaf Scholz, insiste en la necesidad de impulsar el proyecto del gasoducto MidCat y apuesta por una cofinancia­ción de la Comisión Europea. El Gobierno de Francia, país por el que debería atravesar ese nuevo gasoducto, se sigue mostrando, sin embargo, reticente.

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FABRIZIO BENSCH / REUTERS El gasoducto Nord Stream 2 en Lubmin, Alemania.

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