El gobierno de la marmota
Hubiera estado genial que el Sr. Puig iniciara el curso político con propuestas nuevas como síntoma de prosperidad y cumplimientos. Pero lejos del discurso triunfalista que nos dio el president la semana pasada, arrastramos los mismos problemas sin solucionar, a los que se añaden otros nuevos por su ineficaz gestión y sectarismo político.
Este curso está marcado por unas elecciones a la vuelta de la esquina, y toda propuesta es poca para generar grandes titulares. Desde bajadas de impuestos, acabar con listas de espera, acabar con los barracones, y un largo etcétera de promesas sin cumplir.
Hay que hacer memoria de que el gobierno del Botànic lleva dos legislaturas subiendo los impuestos a los valencianos, y como era de esperar en año electoral nos anuncian una reforma fiscal insuficiente para paliar la inflación que estamos viviendo. Una reforma que ha molestado a Pedro Sánchez por contrariarlo. De cara a las elecciones todo vale, cabrear a tu jefe, decir en cada sitio una cosa, e incluso copiar las propuestas de Ciudadanos, bienvenidas sean. Como ejemplo, llevamos cuatro años reivindicando que se deriven a la sanidad privada los pacientes que llevan esperando una intervención quirúrgica más de 60 días, a pesar de las negativas del Botànic; este año han decido copiar esta iniciativa como suya. Lo mismo sucede con la propuesta de deducción fiscal para los tratamientos de fertilidad. Me alegra que se hagan eco de nuestras buenas ideas, espero que se conviertan en una realidad y no en anuncios sin cumplir.
Llevamos dos mandatos ante el gobierno de la marmota, con problemas enquistados sin solucionar y compromisos sin cumplir. En materia educativa la cosa ha ido de mal a peor, qué decir de los mil niños que siguen estudiando en barracones. Son muchas promesas incumplidas, así que menos palabras y más actuaciones.