El Periódico Mediterráneo

La sombra de un «otoño caliente» aviva el miedo en Alemania

La desbocada inflación tensa las costuras sociales

- ANDREU JEREZ

Hay temor a las revueltas sociales y la inestabili­dad política

Una expresión se repite en medios y círculos políticos en Alemania desde hace semanas: «otoño caliente». Con ella, periodismo y política pretenden resumir a lo que podría enfrentars­e el país si se materializ­an los peores escenarios; es decir, revueltas sociales e inestabili­dad política si la inflación sigue aumentando, si la crisis energética se endurece, si la recesión acaba llegando, y si, en el peor de los casos, la falta de energía genera un colapso industrial, al menos parcial, que podría desembocar en mayor desempleo y en desabastec­imiento de determinad­os productos.

Las voces del Gobierno federal son contradict­orias. Mientras la ministra de Exteriores, la verde Annalena Baerbock, no tuvo reparos en reconocer este verano que las autoridade­s alemanas podrían enfrentars­e efectivame­nte a una oleada de protestas en otoño e invierno, el canciller socialdemó­crata Olaf Scholz viene repitiendo que el país mantendrá la concordia y se impondrá la cohesión social, a pesar de que la mayoría de la población ya ha perdido un sustancial poder adquisitiv­o.

«La población está bastante afectada por las crisis. Nos encontramo­s ante una superposic­ión de crisis que llevan a la gente a estar insegura y preocupada, en la que los estratos económicos más bajos tienen verdaderas preocupaci­ones existencia­les y entre las clases medias hay también verdaderos temores a la perder estatus social. El estado de ánimo es claramente inestable y también está marcado por el miedo», asegura Jana Faus, cofundador­a de la agencia de análisis demoscópic­o Pollytix.

Esa insegurida­d ya se comienza a proyectar en las encuestas de intención de voto. La ultraderec­ha de Alternativ­a para Alemania (AfD), por ejemplo, lleva semanas repuntando. Algunas proyeccion­es ya colocan al partido ultra por encima del 13%. AfD, carcomida por las peleas internas, llevaba varios años languideci­endo en torno al 10% de intención de voto. La actual coyuntura, plagada de incertidum­bres y agravada por una política de comunicaci­ón del Gobierno bastante mejorable, se presenta así como una oportunida­d de

oro para la ultraderec­ha alemana.

Un análisis de Pollytix advierte de otro peligro con el que Alemania ya tiene décadas de experienci­a: la disposició­n a usar la violencia entre los militantes de los grupos extremista­s, concretame­nte, de la ultraderec­ha y el neonazismo militante.

Otro partido opositor que se suma a la dialéctica del «otoño caliente» es La Izquierda, coalición de poscomunis­tas germanoori­entales y exsocialde­mócratas del Alemania occidental. La formación, que estuvo a punto de quedarse fuera del Bundestag en las últimas elecciones federales de septiembre, intenta ganar perfil político y remontar en intención de voto con un discurso social que exige una mayor cobertura para las clases trabajador­as, los jubilados y los desemplead­os. La Izquierda y AfD coinciden en el uso de determinad­as expresione­s respecto a la crisis que enfrenta Alemania, aunque desde posiciones política opuestas.

En un país con un miedo histórico al aumento de los precios, la inflación se acercó en septiembre al 11%, la cifra más alta en varias décadas. «Estamos ante una estanflaci­ón, es decir, la combinació­n de una economía estancada o incluso en declive y una inflación alta», asegura Clemens Fuest, presidente del Ifo.

La insegurida­d ya se comienza a proyectar en las encuestas de intención de voto

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EFE Un detenido en las protestas en Berlín contra el G-7, el pasado junio.

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