La tormenta por la gestión de Truss turba el congreso ‘tory’
«Si hay una elección mañana, nos barren», dice un conservador
Apenas ha tenido tiempo de abrir las cajas de su mudanza a Downing Street y Liz Truss va camino de tener que volver a empacar precipitadamente todo. En solo tres semanas como primera ministra ha hundido la libra esterlina, ha destrozado el mercado de los bonos y de las hipotecas, y ha amenazado los fondos de pensiones. «Cómo no dirigir un país», resumía The Economist su actuación.Los efectos del minipresupuesto presentado por el ministro de Finanzas, Kwasi Kwarteng, con una bajada de impuestos sin precedentes, ha dejado a su paso un reguero de devastación.
El Banco de Inglaterra tuvo que evitar una hecatombe a lo Lehman Brothers en 2008 con una operación de salvamento de 65.000 millones de libras, tres días después de que Kwarteng anunciara una rebaja fiscal de 45.000 millones financiada con dinero prestado. Para entonces, la credibilidad del Gobierno en los mercados financieros se había ido directamente a la basura. «Nunca he visto nada igual. Jamás he visto este nivel de incompetencia, nunca», exclama indignado el economista y profesor, David Blanchflower.
Las consecuencias son también políticas. El huracán provocado por Truss ha dejado temblando al Partido Conservador en un tiempo récord. Los tories creen perdida la próxima elección, dentro de dos años. El castigo que preparan los votantes sería similar a la derrota electoral en 1997 a manos de Tony Blair. El último sondeo de YouGov da a los laboristas una ventaja de 33 puntos, lo que equivaldría a una mayoría abrumadora. «Si hay una elección mañana, nos barren. Pinta muy mal para el partido», reconocía en Channel 4 el diputado tory Charles Walker, a quien el presupuesto de sus colegas le parece una chapuza.
«Se diría que habían escrito las cifras en la parte de atrás de la cajetilla de tabaco», afirma y no anda descaminado. The Guardian ha contado que Truss y Kwarteng, amigos y vecinos en Greenwich, pergeñaron el presupuesto en el pub Richard the First de su barrio.«¿Por qué no admite que se ha equivocado?»
Después de esconderse durante los días en que los mercados temblaban, la primera ministra reapareció concediendo una ronda de entrevistas en radios locales. Asumía que los periodistas del «extrarradio» serían más dóciles que los sabuesos de Londres. Se equivocó.
Truss llega con el agua al cuello a la conferencia anual del Partido Conservador en Birmingham, que arrancó ayer y que clausurará la nueva líder el miércoles desde la tribuna de oradores. El ambiente no está para celebraciones. Se han cumplido los temores de su adversario en la contienda por el liderazgo, el exministro de Finanzas Rishi Sunak, quien advirtió de que el plan de Truss era «un cuento de hadas» y fracasaría.