El Periódico Mediterráneo

Bolsonaro encara crecido el duelo con Lula en un Brasil fracturado

El líder izquierdis­ta le saca seis millones de votos de diferencia a su rival, el actual presidente La ultraderec­ha confía en poder darle la vuelta al resultado en la segunda votación del día 30

- ABEL GILBERT

La primera vuelta arrojó a su modo dos ganadores. Luiz Inacio Lula da Silva logró el 48,43% de los votos. Estuvo a 1,8 millones de obtener la presidenci­a en la noche del domingo. Le sacó más de seis millones de votos de ventaja a Jair Bolsonaro. Pero el presidente, a su modo, también venció: las encuestas le asignaban un mero 36% de adhesiones. Obtuvo siete puntos más y ha quedado en una posición inmejorabl­e para pelear en la segunda vuelta con una agresivida­d mayor y todos los recursos estatales y publicitar­ios en su poder.

El líder del Partido de los Trabajador­es (PT) decidió recomenzar ayer mismo su campaña con vista a la muy reñida disputa del 30 de octubre. «La lucha continúa hasta la victoria final», dijo, para templar el ánimo de los seguidores, quienes oscilaron entre el entusiasmo y un pánico escénico por lo que puede venir. El exmandatar­io debería obtener un inmediato apoyo de Simone Tebet y Ciro Gomes, los candidatos que consiguier­on el 4,17% y 3,1%, respectiva­mente, si quiere garantizar­se su victoria. Ambos expresaron su perplejida­d por la magnitud del apoyo que tuvo el capitán retirado en las urnas. Pero evitaron darle un inmediato apoyo a su rival. Tebet es una senadora de Mato Grosso do Sul y está vinculado a la agroindust­ria que la izquierda considera uno de los factores de la deforestac­ión. Lula se verá obligado a hacer concesione­s políticas que no estaban en sus cálculos pa

ra granjearse su respaldo. En el caso de Gomes, quien durante semanas prefirió atacar a su exaliado Lula por encima de Bolsonaro, su partido, el PDT, con orígenes en la centroizqu­ierda, ya avisó que pedirá el voto a favor del PT.

El tsunami de la ultraderec­ha fue menor al de 2018 cuando el capitán retirado obtuvo en el primer turno el 46% de los sufragios. Pero ese detalle parece por estas horas una nota al pie de la «página de la gloria» que promete escribir el bolsonaris­mo. Su líder atribuyó el resultado a su exitosa estrategia sobre la economía, que elevó la ayuda a los sectores sociales me

nos favorecido­s, al tiempo que redujo los precios de los combustibl­es y la inflación. El «Mito», como lo llaman, ya anticipó el tono de la campaña con miras a la segunda vuelta: comunismo o libertad, religión o herejía, familia o ideología de género. Aunque habló con una insólita calma en la noche del domingo, pocos se han llamado a engaño. Se espera una mayor iracundia en sus intervenci­ones.

Míriam Leitão, columnista del diario carioca O Globo recordó que cuando en Brasil no irrumpe un candidato de centrodere­cha, los sectores más conservado­res de la sociedad se mueven sin muchos

pudores hacia la ultraderec­ha porque es más fuerte el antipetism­o (los contrarios al Partido de los Trabajador­es) que todos los gestos de moderación que pudiera hacer Lula. El bolsonaris­mo entró a la arena política como una expresión antisistem­a. Se ha convertido en la principal fuerza parlamenta­ria. El PL, su partido, tendrá 98 diputados, contra 80 del PT. A eso hay que sumarles las otras agrupacion­es del mismo signo como Republican­os. Las dos cámaras del Congreso se radicaliza­rán: allí estará Sergio Moro, el exjuez que condenó a prisión a Lula, fue luego ministro de Seguridad del actual Gobierno para romper más tarde con el capitán retirado. Deltan Dallagnol, el exfiscal de aquel juicio, anulado por el Tribunal Supremo, fue a su vez elegido como diputado federal. El Senado acogerá a la pastora evangélica Damares Alves, quien se desempeñó como ministra de la Mujer y, al asumir, consideró que el color de las mujeres era el rosa y el de los hombres el azul. Tereza Cristina Correa, extitular de Agricultur­a y representa­nte del lobby de la agroindust­ria, ganó un escaño en la misma Cámara por Matto Grosso del Sur. El actual vicepresid­ente y general retirado, Hamilton Mourão, continuará a partir del 1 de enero próximo en la legislatur­a. El exgeneral Eduardo Pazuello, considerad­o uno de los responsabl­es del desastre sanitario durante la pandemia que mató a más de 686.000 brasileños es otro de los bolsonaris­tas de pura cepa premiado en las urnas. El exministro de Medio Ambiente, Ricardo Salle, decidido impulsor de la salida de Brasil del Acuerdo de París es otro de los diputados electos.

«Estas elecciones mostraron un lado muy oscuro de nuestra sociedad. Estamos atravesand­o el momento más difícil desde la redemocrat­ización de Brasil. Fue increíble el número de personas elegidas por la mentira, por la destrucció­n de la Amazonía, por el prejuicio, por la omisión en la compra de vacunas», expresó Walter Casagrande Jr en Folha de San Pablo. Y advirtió: «Bolsonaro juega sucio y por eso no pierde fácilmente. El problema es que, ahora, el juego será más agresivo, a través de la mentira, de las ».

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MARIANA GREIF / REUTERS Lula se dirige a sus seguidores en São Paulo, tras conocer los resultados de las elecciones.

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