SOS del clúster de la cerámica
Hay que exigir que el Gobierno de España ayude y la Unión Europea intervenga el precio del gas
Hemos regresado de Bolonia muy preocupados. Por un lado, orgullosos del alto nivel alcanzado por el sector cerámico en nuestra provincia. En Cersaie, el principal escaparate del sector cerámico europeo, exponían 112 empresas de Castellón y el nivel alcanzado en diseño e innovación es, en verdad, encomiable. La visita a cualquiera de sus stands es un regalo para los sentidos. Allí se aúnan naturalidad, texturas, acabados, detalles sin fin, con incorporación de nuevos avances tecnológicos en materia de aplicación digital. La estética y las bellas formas encuentran en amplios y cuidados espacios un maridaje perfecto con la funcionalidad y la utilidad tanto para interiores como para espacios urbanos. Lo dicho, orgullo de un sector que han logrado levantar entre empresarios y trabajadores y que supone más del 20% del PIB de la provincia, el 15% de la Comunitat Valenciana y casi el 3% del PIB industrial de toda España. En 2021 el sector presentó una facturación de 4.855 millones de euros, de los que más 3.600 millones corresponden a la exportación que realiza a 180 países y la creación de empleo en el sector es vital para Castellón. Aunque en muchas ocasiones se da la cifra de 17.000 trabajadores y trabajadoras como empleos directos, hay que precisar que esa cifra corresponde a ASCER (Asociación Española de Fabricantes de Azulejos y Pavimentos Cerámicos), pero hay que añadir también los puestos de trabajo de ANFFECC (Asociación nacional de Fabricantes de Fritas, Esmaltes y Colorantes cerámicos) y ASEBEC (Asociación española de fabricantes de Bienes de Equipo para la industria cerámica), lo que hace un cómputo total de más de 24.000 empleos directos y alrededor de 60.000 indirectos o inducidos. No hay discusión posible, si al sector cerámico le va bien, a Castellón le va bien, si el sector sufre, Castellón sufre.
DOS PALABRAS NEFASTAS
han sobrevolado la Feria y son objeto de esa gran preocupación que expresábamos al inicio del artículo: cierre y deslocalización. Conforme visitábamos los distintos stands de las empresas castellonenses, acompañados del conseller de Industria Rafael Climent, el discurso en boca del empresariado era prácticamente el mismo: «La continuidad de mi empresa corre serio peligro por la escalada de precios de la energía, sobre todo del gas», «si no se adoptan medidas de calado no podré seguir produciendo durante mucho tiempo porque produzco a pérdidas», «vivo en Castellón, soy de Castellón, siento un gran arraigo por mi población y mi provincia pero si no hay otro remedio me tendré que plantear la deslocalización para sobrevivir. Ni el precio del gas, ni los derechos de emisión son los mismos en todos los países», «bienvenidos los ERTES que nos han permitido continuar, pero si la situación no cambia de los ERTE tendré que pasar a los despidos y al cierre de la fábrica». Así de claros y explícitos fueron los mensajes y como dura muestra de que no son sólo palabras, una premonitoria y escalofriante imagen estaba en la mente de todos: el stand de Todagres, que, como publicó este periódico, una vez listo y montado «permanece vacío y sin actividad con la posibilidad de despidos inminentes».
Pero lamentarse no basta, hay que actuar y exigir. Exigir que el Gobierno de España ayude y la Unión Europea intervenga el precio del gas. Vivimos una situación excepcional, Putin ha atacado un país europeo y acaba de anexionarse parte de su territorio, estamos en una economía de guerra y urgen medidas excepcionales para controlar la inflación y la supervivencia de nuestras empresas. El president Puig, en su visita a Cersaie, se comprometió a ayudar al sector, mediar ante el Gobierno de España y en su reunión con el presidente de la Región de Emilia-Romaña hacer un frente común para presentar las demandas del sector ante la Unión Europea. A nivel provincial, nosotros también nos entrevistamos con el presidente del gobierno de la provincia de Reggio Emilia, Giorgio Zanni, con el que acordamos hacer llegar, también, a la Unión Europea, las demandas de un sector que tan fundamental es para nuestras respectivas provincias. No podemos dejar sólo a un clúster que es esencial en la estabilidad económica y progreso de nuestra provincia. Su SOS ha de encontrar destinatarios.