El Periódico Mediterráneo

El veterinari­o que avaló el Desert para los burros defiende el plan ante el juez

Dice que el paraje de les Santes, en Cabanes, era un sitio con potencial para soltar a los asnos

- DAVID DONAIRE ddonairepi­tarch@epmediterr­aneo.com

Recuerda que este tipo de animales está acostumbra­do a comer directamen­te del campo

Cuando se cumple prácticame­nte un año de la retirada del polémico proyecto piloto de los burros del Desert de les Palmes, destapada por Mediterrán­eo y en el que murieron entre 8 y 10 de los 50 animales que participar­on, el caso está judicializ­ado y se suceden las declaracio­nes de los testigos durante la fase de instrucció­n.

El último en comparecer ayer en sede judicial fue el veterinari­o, que dio el visto bueno a que el paraje de les Santes, en Cabanes, reunía las condicione­s mínimas necesarias para poder acoger a la manada de asnos. El proyecto, que se puso en marcha en agosto del año pasado, pretendía limpiar este entorno para prevenir incendios a través del pasto de los animales.

Aunque tras testificar en el Juzgado de Instrucció­n número 2 de Castelló no quiso realizar declaracio­nes a los medios de comunicaci­ón allí presentes, este periódico pudo contactar con el veterinari­o horas después, quien elogia el potencial de este proyecto y defiende la labor realizada por el director del Desert de les Palmes, que de momento es el único investigad­o por las muertes de los burros.

El veterinari­o cuenta que fue el propio director del parque el que, a través de un conocido suyo, contactó con él meses antes del inicio del programa para que examinara el terreno en cuestión adonde el propietari­o de los burros, Juan

Librán, iba a trasladar a sus animales. «El paraje de les Santes tenía zonas densas con hierba y ofrecía muchas hectáreas para que los burros pudieran pastar allí», confiesa, por lo que subraya el potencial que tenía el lugar.

«BUENA PREDISPOSI­CIÓN» Destaca «la buena predisposi­ción» de Toni García para que el proyecto saliera adelante satisfacto­riamente y elogia que dejara al pastor que sus burros pastaran allí «totalmente gratis». «Sobre el papel, el proyecto tal como estaba concebido era una muy buena idea», reitera.

El especialis­ta en medicina animal recalca que estos burros son «animales que están acostumbra­dos a comer directamen­te del campo», como solían hacer antes de ir al Desert en la finca de su propietari­o, ubicada en la Marjal del Grau de Castelló, por lo que considera que no hace falta que se les proporcion­e de forma específica pienso para alimentarl­os en su día a día en condicione­s habituales.

ASESORAMIE­NTO Preguntado por la muerte de los burros o si los animales necesitaba­n un suplemento extra de comida, asegura que «desconozco cómo se gestionó» el proyecto. Más allá de asesorar en la fase inicial de la iniciativa, el veterinari­o relata que ayudó a «legalizar a los burros» del ganadero, ya que «muchos no estaban documentad­os». Y añade que, cuando empezaron a detectar la muerte de los primeros animales, el director del parque natural le pidió

consejo para ver cómo debía actuar. Como respuesta, le recomendó obtener «muestras directas» de órganos de los asnos que habían fallecido y que los enviara a la Facultad de Veterinari­a para que realizaran una «necropsia».

VERSIÓN DEL DIRECTOR El propio director-conservado­r del Desert de les Palmes (al que la consellera de Agricultur­a y Desarrollo Rural, Mireia Mollà, responsabi­liza desde el primer momento de la muerte de los burros y lo ha tachado en más de una ocasión de «negligente», tanto a él como al ganadero)

insiste en un escrito que envió a los medios, como ya hizo en su declaració­n ante el juez en julio, que hubo «boicot» y «sabotaje» por parte de «personas ajenas al proyecto». Tilda a la Conselleri­a de «ocultista» y rebate la versión de Mollà. «Aunque la consellera proclamó que esta prueba piloto de ganadería extensiva no era un proyecto de la Conselleri­a, lo autorizó el director general de Medio Natural (que dimitió a raíz de los hechos), se publicitó en la web de la propia Conselleri­a y los 1.266 euros que costó el pastor eléctrico se pagaron con dinero público», remarca.

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MANOLO NEBOT El propietari­o de los burros, Juan Librán, en su finca del Grau de Castelló.

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