El Barcelona vuelve a gripar en Champions y se mete en un lío
El Inter aprovechó la debilidad ‘culé’ para ganar y Xavi se queja de un claro penalti que el VAR no vio
Se metió en un lío el Barcelona en Milán. Un endeble Barça que salió aturdido tras encajar otra derrota en Europa. Una más. El problema es que al equipo de Xavi le faltó juego y jerarquía, sintiéndose tan vulnerable que se marchó deprimido. No le vale la coartada de los penaltis que el VAR no vio ni tampoco quiso pitar ya en el tiempo añadido de una noche triste, otra más.
Tenía razón el Barça porque la mano de Dumfries existió y el empujón luego a Lewandowski también. Pero no es suficiente argumento para explicar ese doloroso tropiezo que debe remediar en el Camp Nou dentro de una semana si no quiere verse confinado al exilio de la Europa League.
Y eso que estaba avisado el Barça. Avisado porque su control inicial en la primera parte se iba difuminando. Avisado porque el Inter no quería tener la pelota. Tampoco la necesitaba. Aguardaba paciente alrededor del área de Onana, quien vivió unos apacibles 45 minutos iniciales. Avisado seguía el Barça hasta que una jugada, ya en el tiempo añadido, retrató la indolencia, castigada con el gol de Çalhanoglu. Un francotirador, dueño de un potente y lejano tiro, a quien le concedió todo el tiempo del mundo para que ajustara sus coordenadas con un derechazo que liquidó a los de Xavi.
A la hora de partido, primera gran ocasión del Barça. Y única hasta entonces. Luego, con la entrada de Ansu por Raphinha, retornó Ousmane a su hogar en el costado diestro. Y lo que el VAR te salvó en el penalti de Eric, el VAR te lo quitó al anular el gol de Pedri por mano previa, o así lo entendió la tecnología, de Ansu.
LEWANDOWSKI, MAL Con los cambios, el Barça logró empujar al Inter a la casa de Onana aunque, y ese era el gran problema, seguía Lewandowski desconectado. Muy desconectado del partido y del juego... como el VAR, que no vio la mano de Dumfries en el tiempo añadido, protestado sin éxito por el Barça. El colegiado ni tan siquiera se acercó a la pantalla y tampoco detectó otro penalti en un empujón a Lewandowski.
Con esas jugadas polémicas resueltas en su contra no basta para explicar el pobre fútbol del equipo de Xavi Hernández, atascado ante el Inter de los tres centrales. Se quedó a oscuras en San Siro.