La crisis deja sin vacaciones a 1 de cada 4 trabajadores
Crecen las personas que confiesan que un gasto imprevisto les rompe las cuentas
La crisis de precios está provocando que un número creciente de trabajadores se priven de ciertos consumos básicos para poder llegar a final de mes. Este año, por ejemplo, uno de cada cuatro ocupados españoles no podrá irse de vacaciones una semana fuera de casa. También ha aumentado la proporción de trabajadores que confiesa que cualquier gasto imprevisto le rompe las cuentas. O que no pueden permitirse tener puesta la calefacción todo el invierno o el aire acondicionado durante el verano.
Más precarios, si bien menos pobres, ya que el tirón del empleo durante los últimos meses ha permitido que un número creciente de personas mejore lo suficiente su situación para salir del riesgo inmediato de pobreza. Así lo constata la encuesta de condiciones de vida que publicó ayer el INE, que recoge un ligero descenso del índice general de pobreza en el 26% de la población española, hasta su nivel más bajo desde 2013. Los sueldos suben menos que los precios y ello obliga a un número creciente de trabajadores a renunciar a ciertas facturas y apretarse el cinturón para no caer en riesgo de pobreza. Y es que mientras el porcentaje de total de ocupados empobrecidos ha disminuido ligeramente en 2022 respecto a 2021, las renuncias a insumos básicos ha crecido en casi todas sus franjas.
Según los últimos datos, el 16,5% de los ocupados no llegaba a final de mes pese a tener un empleo y un sueldo, frente al 17,9% del año
3,3 MILLONES NO LLEGAN A FIN DE MES
anterior. Un perímetro que abarca actualmente a 3,3 millones de personas en toda España y que representa su menor nivel desde 2016. No obstante, los niveles de pobreza laboral todavía están lejos de los existentes antes de la crisis de 2008, cuando eran del 13,4%. La falta de intensidad en el empleo, es decir, trabajar muy pocas horas al mes y, por ende, cobrar muy poco por ello, es habitualmente la principal causa que empuja a los ocupados a la pobreza. La expansión del mercado laboral rema a favor para disminuir esa tasa de trabajadores pobres. El total de hogares con baja intensidad de empleo bajó tres puntos en el último año, situándose en el 8,6%, el menor nivel de la serie histórica. Las recientes subidas del salario mínimo, casi un 50%, también pueden explicar la reducción de pobreza laboral.
Las vacaciones han sido una de las primeras piezas a sacrificar para cuadrar cuentas, hasta el punto de que el 26,7% de los ocupados (unos 5,4 millones de personas) no podrá irse una semana fuera para descansar este año, un punto y medio por encima de la tasa del año anterior y su mayor nivel desde 2016. El 30,8% de los trabajadores no puede afrontar un gasto imprevisto, como una caldera rota, una reparación del coche o cualquier otra factura de peso con la que no contaban.
Una de las privaciones más severas es la de poder o no permitirse comer carne o pescado una vez como mínimo cada dos días. Aquí el porcentaje ha aumentado. El 3,9% de los ocupados, es decir, más de 80.000 personas, no pueden permitírselo.
Poder comer carne o pescado una vez cada dos días, una de las privaciones severas