De EEUU y de la UE
Todas las presiones
xa condenó los hechos y negó cualquier relación con los atacantes, al menos seis de los cuales fueron detenidos.
El nuevo estallido de violencia ocurre en un momento muy volátil en la relación entre Serbia y Kosovo, una antigua provincia serbia cuya independencia (declarada unilateralmente en 2008) Belgrado no reconoce. Tanto es así, después de que los dos se enzarzaran el año pasado en otra bronca precisamente por el norte de Kosovo, todas las presiones de EEUU y de la UE para empujar a los dos Gobiernos a eliminar las tensiones han fracasado.
Aun así, el secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, volvió a insistir ayer, una vez más, en la necesidad que ambas partes retomen las conversaciones. «Instamos a los gobiernos de Kosovo y Serbia a evitar acciones que puedan aumentar aún más las tensiones y a regresar de inmediato al diálogo facilitado por la UE», afirmó el estadounidense.
En un tono similar, el alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, condenó el ataque terrorista y subrayó que «todas las pruebas relacionadas con el ataque deben ser analizadas» y «los perpetradores responsables deben enfrentar la justicia». La Unión Europea (UE) recordó ayer que, al igual que hizo con Kosovo al aplicarle medidas restrictivas por su incapacidad de cumplir con las expectativas de reducir la tensión con Serbia, puede hacer lo mismo con Belgrado si ve razón para ello.
SANCIONES «Actualmente se han aplicado a Kosovo, y la UE fue muy clara en que si sus Estados miembros ven una razón, se aplicarán también a Serbia», afirmó el portavoz comunitario de Exteriores, Peter Stano, preguntado por la situación tras el atentado contra los policías en el norte de Kosovo. Preguntado por la posibilidad de expandir las sanciones europeas, Stano señaló que las medidas de la UE contra Kosovo fueron «en respuesta a la incapacidad de una parte para cumplir la expectativas de rebajar la tensión».