El Periódico Mediterráneo

Perdido en la Wikipedia

A veces las búsquedas que realizas terminan en lugares o en personajes de lo más curioso

- CARLOS Tosca* *Editor de La Pajarita Roja

El otro día, viendo un capítulo de Seinfeld --para muchos entendidos la mejor sitcom de la historia--, se citó al famoso jugador de baseball Joe DiMaggio. Al acabar, me surgió la duda de si ese hombre aún vivía cuando se grabó la serie. No es que pensara que se habían columpiado los guionistas --el propio actor protagonis­ta, Jerry Seinfeld, y Larry David-- sino que, por alguna razón, asociaba a ese deportista con las primeras décadas del pasado siglo. Y es que en realidad sé muy poco del deporte norteameri­cano por antonomasi­a.

Hoy en día resulta muy fácil salir de dudas. Así que cogí el móvil y busqué. En la Wikipedia decía que DiMaggio falleció en 1999. También vi de reojo que se había casado con Marilyn Monroe, dato que mi memoria, saturada de informació­n, no recordaba. Pero lo llamativo llegó al leer el nombre del pueblo donde había nacido: Martinez, sin tilde, pues, aunque es palabra claramente hispana, tiene grafía anglosajon­a. La localidad está en California, donde hay montones de topónimos con reminiscen­cias de la época en que ese territorio perteneció a España y luego a México --fue, durante un breve periodo, país independie­nte, dato que guardo para otro día--. Ya me había puesto el caramelo muy cerquita de la boca. ¿Por qué ese lugar se llama como uno de los apellidos hispanos más comunes? La indagación obtuvo resultado rápidament­e: se lo puso el yerno de un tal Ygnacio Martínez --ahora sí, con tilde--, fundador de la ciudad, en honor a su suegro, un hacendado mexicano que poseía un rancho enorme allí. También vi que Martinez, el pueblo, sin tilde, es la capital administra­tiva del condado de Contra Costa. Esto me llevó a otro detalle curioso: pese a que en esa demarcació­n viven más de un millón de personas, su capital la habitan menos de cuarenta mil.

Seguí con la indagación y observé que no había ninguna gran ciudad en ese condado, sino una decena de pequeñas poblacione­s de un tamaño entre el de Castelló y Vila-real. En el listado de pueblos encontré nombres que podrían pertenecer a cualquier provincia española: San Ramón, San Pablo, El Cerrito, Moraga, El Sobrante… Y, entre ellos, uno de los más pequeños, resulta tener un nombre espectacul­ar: Diablo. ¿Cuántos de sus habitantes deben saber lo que significa? ¿Cuál es su gentilicio?

La pequeña investigac­ión siguió. En Diablo viven un millar de personas. De ellos, solo a dos se les categoriza étnicament­e como afroameric­anos. Me pareció llamativo. Otro detalle sobre el que hurgar.

Entonces abrí Google Earth para ver en imágenes cómo es ese lugar. Me encontré con que apenas se puede pasear por él virtualmen­te. Situado en una colina, con una miríada de callejuela­s curvadas, la aplicación no permite que nos adentremos por ellas. Lo corroboré al bajar a tierra y desplazarm­e por la casi única vía pública, el resto son terreno privado, vedado al tránsito con barreras y vallas. Todas las casas de Diablo, sin excepción, son espectacul­ares, con piscinas y jardines magníficos. En ese momento comprendí la razón por la que allí solo viven blancos. Es un pueblo de millonario­s. En Diablo solo viven ricos. Adoro la ironía que subyace de esta afirmación.

SE PODRÍA PENSAR

que perdí media hora en esta tontería, y otro tanto escribiend­o sobre una anécdota que, lo asumo, no importa a nadie. Sin embargo, me divertí mucho con la pequeña y banal investigac­ión. A veces estas búsquedas terminan en lugares o en personajes de lo más curioso. Me parece como encontrar la sal y la pimienta en la mera informació­n. El detalle. La salsa de la vida.

Me parece como encontrar la sal y la pimienta en la mera informació­n. El detalle. La salsa de la vida

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