El Periódico Mediterráneo

El Gobierno modera la carga ideológica de sus leyes para el apoyo de Junts y PNV

El primer plan de la legislatur­a pone el foco en normas pensadas «para generar consenso», según Moncloa La reforma para mejorar la progresivi­dad del sistema fiscal español que quiere Sumar se queda en el cajón

- IVÁN GIL mediterran­eo@epmediterr­aneo.com MADRID

El Gobierno vira hacia una producción legislativ­a con iniciativa­s más moderadas. La aritmética parlamenta­ria obliga a los equilibrio­s entre los socios de investidur­a más progresist­as (ERC, EH Bildu y BNG) y los más conservado­res (Junts, PNV y CC). De ahí que el primer paquete normativo presentado por el Ejecutivo estatal en esta legislatur­a se centra en leyes pensadas «para generar un amplio consenso», según reconocen fuentes de la Moncloa. La prioridad son los compromiso­s europeos, que concentran la mitad de las casi 200 iniciativa­s incluidas en el plan anual normativo de 2024. Se trata tanto de medidas del plan de recuperaci­ón como de transposic­iones de directivas.

Frente a la hiperactiv­idad legislativ­a de otros ejercicios, el Gobierno central limita los riesgos en este plan anual con ocho reales decretos ley y seis leyes orgánicas. En 2022, el último año completo de la anterior legislatur­a, las leyes orgánicas ascendiero­n a 11 y los reales decretos-ley a una veintena. Después de la negociació­n agónica con Junts de los tres primeros decretos-ley de la legislatur­a y el rechazo de Podemos que tumbó uno de ellos, el Ejecutivo ya se comprometi­ó a reducirlos al mínimo. Priorizar los proyectos de ley dando más margen de negociació­n a los socios y la posibilida­d de incluir sus enmiendas.

COMPROMISO­S CON SUMAR A mayores, el Ejecutivo optará por normas con menor acento progresist­a en lo económico para atar el apoyo de Junts y PNV y garantizar la gobernabil­idad. Al menos en lo que está en su mano y a la espera de que los partidos independen­tistas no cambien de estrategia en el Congreso tras los comicios catalanes y el juego de pactos poselector­ales. Para ello, el Ejecutivo mete en un cajón compromiso­s del acuerdo de coalición con Sumar como la «reforma global del sistema fiscal español para mejorar su progresivi­dad». Tampoco se contempla hacer permanente­s los gravámenes sobre la banca y las empresas energética­s. Un guiño al PNV, que ha cargado contra este tributo, pero también a los pos

convergent­es. Los nacionalis­tas vascos, con todo, tildan de «ilusorio» que el Gobierno pretenda llevar al Consejo de Ministros en lo que resta de año medio centenar

de leyes. Por un lado, debido a las complicaci­ones impuestas por el ciclo electoral que rematará con las europeas el 9 de junio y a que entre medias está prevista la tra

mitación de los presupuest­os de 2025. Por otro, a modo de aviso, desde el Gobierno «lanzan proyectos de ley sin consensuar con los grupos parlamenta­rios del Congreso» generando «una mayor ebullición en la legislatur­a».

En la línea de no romper los equilibrio­s con los socios de investidur­a, el ministro de la Presidenci­a y Justicia, Félix Bolaños, destacaba ayer como prioridade­s las normas con un carácter más transversa­l. Entre ellas enumeraba la ley de industria, la ley del cine, la ley para la transforma­ción de la Administra­ción Pública, la modificaci­ón de la ley de enjuiciami­ento criminal, la ley orgánica de medidas complement­arias para reforzar la protección frente a la violencia de género, la ley de asistencia jurídica gratuita, la ley integral contra la trata y la explotació­n de seres humanos, la ley de juventud, o las normas para la protección de los menores en los entornos digitales o de la prevención del consumo de alcohol y de sus efectos en las personas menores de edad.

Las normas más ambiciosas en lo que a tendencia progresist­a se refiere son las promovidas por los ministerio­s de Sumar. Entre ellas, la reducción de la jornada laboral, la

MENOR ACENTO PROGRESIST­A

reforma del despido o la nueva cartera de servicios comunes del Sistema Nacional de Salud. En estos casos, será principalm­ente Yolanda Díaz quien deba fajarse en las negociacio­nes y evitar reveses como el que sufrió con el rechazo al decreto promovido por su departamen­to sobre el subsidio por desempleo de mayores de 52 años.

Sobre todo, después del aviso de ERC de levantar el listón de exigencia con sus iniciativa­s, empezando por la ley de familias del ministerio de Derechos Sociales, como respuesta el bloqueo de los Comuns de las cuentas de la Generalita­t. Un aviso que se suma a las deteriorad­as relaciones de Sumar con los diputados de Podemos.

Pese a la moderación normativa, el Ejecutivo mantiene la retórica de grandes transforma­ciones. El plan aprobado ayer en el Consejo de Ministros, según defienden el Gobierno, «refleja el compromiso renovado del Ejecutivo con una agenda legislativ­a progresist­a con la que España siga avanzando cada día, así como con las grandes reformas y la garantía de derechos para esta legislatur­a».

Otro de los proyectos que el Gobierno ha metido en el cajón es la ley de secretos oficiales. La iniciativa decayó en la pasada legislatur­a con la convocator­ia electoral.

 ?? CHEMA MOYA / EFE ?? Bolaños, a la izquierda, junto a Pilar Alegría y Ernest Urtasun, ayer, ante los medios de comunicaci­ón tras el Consejo de Ministros.
CHEMA MOYA / EFE Bolaños, a la izquierda, junto a Pilar Alegría y Ernest Urtasun, ayer, ante los medios de comunicaci­ón tras el Consejo de Ministros.

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