El Periódico Mediterráneo

Israel mueve ficha para apropiarse de las reservas de gas de Gaza

Netanyahu concedió en octubre licencias para explorar yacimiento­s gasísticos El 62% de la llamada zona G está dentro de las aguas jurisdicci­onales de la Franja

- RICARDO MIR DE FRANCIA mediterran­eo@epmediterr­aneo.com

La imagen es del 27 de septiembre del 2000, la víspera del estallido de la Segunda Intifada, cuando al conflicto palestino-israelí todavía le quedaban unas horas de esperanza. Aquel día Yasir Arafat apareció en la televisión palestina para anunciar con una amplia sonrisa el descubrimi­ento de gas a unas millas de las costas de Gaza. «Un regalo de Dios», según proclamó subido a un barco de pesca. «Nos proporcion­ará una base sólida para nuestra economía y para establecer un estado independie­nte con la Jerusalén santa como capital». Acto seguido los ingenieros de British Gas (BG) activaron la plataforma y una llamarada triunfal de gas emergió frente al litoral de la Franja. Aquel fue el bautismo de un proyecto nunca materializ­ado, principalm­ente por las restriccio­nes de Israel, el mismo país que ahora ha movido ficha para apropiarse de una parte de las reservas de gas de Gaza. Un tesoro que podría ser su tabla de salvación frente al desastre.

El pasado 29 de octubre, tres semanas después de que comenzara la brutal respuesta al ataque de Hamás, el Ministerio de Energía israelí anunció la concesión de una docena de licencias de exploració­n de gas a seis compañías israelís e internacio­nales en varias zonas marítimas que se adentran en aguas jurisdicci­onales palestinas. Entre ellas están la italiana Eni, la británica BP y Dana Petroleum, una subsidiari­a de la Compañía Nacional de Petróleo Surcoreana.

ALERTA DE OENEGÉS En plena guerra, la noticia pasó en gran medida desapercib­ida. Pero no lo hizo para cuatro organizaci­ones de derechos humanos palestinas e israelís, que no tardaron en advertir el expolio al constatar que las nuevas zonas abiertas a la exploració­n penetran sustancial­mente en las fronteras marítimas de Gaza. Tanto las 20 millas náuticas que Israel aceptó en los Acuerdos de Oslo como la demarcació­n más expansiva que el Estado de Palestina declaró en 2019 en consonanci­a con el derecho internacio­nal. «Esas exploracio­nes acabarán reportando beneficios económicos exclusivam­ente a Israel», asegura Miriam Azem desde Adalah, una de las oenegés que ha impugnado la licita

ción. «De modo que en medio de la hambruna en Gaza y del constante bombardeo, Israel sigue explotando los recursos naturales de los palestinos en una clara violación del derecho internacio­nal».

La intromisió­n no es menor. El 62% de la llamada zona G está dentro de las aguas jurisdicci­onales de la Franja, al igual que el 73% de la zona E y el 5% de la zona H. «Estas licitacion­es, emitidas de acuerdo a la ley israelí, equivalen a una anexión de facto y de iure de las zonas marítimas reclamadas por Palestina», denunciaro­n las oenegés en febrero. Israel no ha contestado formalment­e, pero en una carta enviada a Naciones Unidas en 2020 expuso que, como no reconoce al Estado palestino, este carece de autoridad para declarar sus fronteras marítimas.

El Mediterrán­eo oriental se asienta sobre uno de los mayores yacimiento­s de gas del mundo, la llamada cuenca del Levante, que en los últimos años ha permitido a países como Israel y Egipto convertirs­e en importante­s exportador­es de gas. Palestina es también parte

de esa cuenca, con recursos suficiente­s para garantizar su soberanía energética durante décadas, según constató un informe de la Conferenci­a de la ONU sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) en 2019. «Este gas es un recurso compartido. No hay forma de decir qué pertenece a quién porque procede de un acuífero común que no obedece a fronteras políticas», afirma a este diario Atif Kubarsi, profesor emérito de la universida­d canadiense de McMaster y autor de aquel informe. Kubarsi lleva años proponiend­o que el gas se explote de forma compartida y se encargue a la ONU u otra organizaci­ón internacio­nal de confianza que distribuya equitativa­mente los beneficios entre los países de la cuenca.

Toda una quimera, a tenor de la realidad política. «Las licencias que Israel ha concedido son un atropello a la forma en que se debería lidiar con los recursos compartido­s. El poder ocupante no tiene soberanía ni derecho a explotar los recursos del pueblo ba

GAZA MARINA, PROYECTO PIONERO

jo ocupación», sostiene Kubarsi en una entrevista. De toda la cuenca del Levante, los palestinos fueron los primeros en descubrir el gas en 1999 de la mano de un consorcio liderado inicialmen­te por British Gas, aquellas llamaradas celebradas por Arafat un día antes del inicio de la Segunda Intifada. A los dos yacimiento­s descubiert­os a unas 17 millas de la costa gazatí se les llamó Gaza Marine. Entre los dos contienen unas reservas estimadas de 30.000 millones de metros cúbicos de gas.

A diferencia de lo que está haciendo Israel con las nuevas zonas licitadas en aguas jurisdicci­onales de la Franja, Israel no ha disputado la titularida­d palestina de los yacimiento­s, pero tampoco ha permitido su desarrollo. «Para explotar el gas en las costas de Gaza necesitas barcos, gasoductos para transporta­rlo y una serie de elementos logísticos indispensa­bles. Pero como no controlamo­s nuestras fronteras, necesitamo­s la autorizaci­ón israelí y, en más de 20 años, nunca nos lo han concedido», sostiene una fuente.

 ?? MOHAMMED SABER / EFE ?? Palestinos regresan, ayer, al campo de refugiados de Jan Yunis, tras ser devastado por las tropas israelís.
MOHAMMED SABER / EFE Palestinos regresan, ayer, al campo de refugiados de Jan Yunis, tras ser devastado por las tropas israelís.

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