El Periódico Mediterráneo

El parricida decapitó a su padre ante la casa de unos vecinos

La víctima fue rematada de un fuerte hachazo a la altura de la boca cuando pedía auxilio

- L. BLANCO L. RENDUELES mediterran­eo@epmediterr­aneo.com OVIEDO

Miguel Ángel Muñiz, el hombre de 71 años asesinado la noche del lunes a manos de su propio hijo, Pablo Muñiz, de 46 años, en el pueblo asturiano de El Picón, fue decapitado ante la casa de unos vecinos a los que intentaba pedir auxilio llamando a la puerta. Según ha podido saber este periódico, el parricida apuñaló previament­e a su progenitor en medio de una pelea doméstica. El padre echó a correr en dirección a la vivienda de sus vecinos, un matrimonio mayor y llegó a llamar a la puerta, pero no le abrieron por miedo y el hijo lo remató cortándole la cabeza con un hachazo a la altura de la boca.

El entorno de padre e hijo afirma que se llevaban bien. No obstante, un familiar cercano contó ayer a la Guardia Civil que el parricida padecía una enfermedad psiquiátri­ca, pero no tomaba regularmen­te la medicación. Asimismo, las pruebas de consumo de alcohol y drogas que se le practicaro­n dieron negativo.

«Oímos ruidos y alguien llamó a la puerta, pero decidimos avisar a la Guardia Civil», explica Luisa, la vecina de la víctima, que en ese instante se encontraba en el interior de la vivienda con su marido Celso. Ambos se asomaron a la ventana y vieron a alguien en el suelo, pero no consiguier­on identifica­rlo. «No entendemos nada, eran dos personas buenísimas, el padre y el hijo, nunca los escuchamos discutir ni mucho menos pelearse», apunta la mujer refiriéndo­se a

«unos vecinos de toda la vida».

Miguel Ángel y su hijo estaban solos en casa cuando, por motivos que se desconocen, comenzaron una fuerte discusión. El crimen, según fuentes consultada­s se consumó entre las nueve y media y las diez de la noche. El matrimonio fue totalmente ajeno a lo ocurrido minutos después, cuando Pablo Muñiz cogió la cabeza con una mano y portando el hacha con la otra descendió los cerca de 200 metros de carretera que separan la vivienda de la rotonda de Soto de Ribera. «Me despertó cantando a voces el Cara al sol », relata otro vecino de la localidad, con casa unos metros más abajo.

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FERNANDO RODRÍGUEZ La vivienda frente a la que hallaron los restos de la víctima (en el recuadro).

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