Absuelven al sacristán de Castelló acusado de abusos por un menor
El tribunal no ve probado que el gesto hacia los genitales del adolescente fuera voluntario, ya que el ayudante es discapacitado y tiene espasmos
La Audiencia Provincial de Castellón ha absuelto al sacristán de 70 años de Castelló acusado de abuso sexual a un menor. El tribunal considera que no queda acreditado que el procesado cometiera el tocamiento al adolescente (aislado y por encima de la ropa) de forma voluntaria, ya que es una persona con una discapacidad intelectual y con una enfermedad que le hace tener espasmos involuntarios, como se expuso en el juicio. La fiscal del caso reclamaba una condena de cinco años de prisión.
Según declara probado la sentencia, el día 29 de abril del 2021, el menor de 15 años acudió a un edificio perteneciente a una parroquia de Castelló para dirigirse al taller joven Barranquet, que ofrecía Cáritas en instalaciones de la parroquia. La institución religiosa lo hacía por derivación de los servicios sociales de Castelló de jóvenes con riesgo de exclusión social.
El incidente
El menor, al entrar, se encontró con el sacristán de la parroquia, que estaba en la planta baja en el salón principal, habilitado temporalmente como despacho parroquial debido a unas obras. Estando
el hombre sentado en la silla del escritorio hizo un gesto al menor para que se acercara. Al estar el adolescente a su altura, el acusado hizo un movimiento con la mano de abajo-arriba, rozando con el dorso de la mano la zona genital del menor, el cual se sintió ofendido y subió a clase, comentándoselo al coordinador. El menor dijo al docente que «no le he pegado porque es un viejo pero si se me vuelve a acercar, lo mato», como consta en el documento judicial.
El adolescente no había visto
nunca, ni conocía al sacristán, siendo esta la única vez que lo vio.
Según incide la sentencia, el auxiliar de la parroquia, ahora absuelto, sufre una «encefalopatía congénita con epilepsia , que se controla con antiepilépticos». A consecuencia de ello, presenta movimientos espasmódicos. Además, padece discapacidad intelectual con epilepsia y alteraciones motoras (espasmos, tics, estereotipias, corea) y síndrome de corea. Por todo ello, la Audiencia ha dictaminado que «no queda debidamente probado que
fuera un acto voluntario».
«A mí no me gustan los juicios. Solo cuento lo que pasó y solo quiero que me deje en paz», contestó el joven durante su declaración en el juicio oral. Clave fue la declaración de los forenses, que expusieron que cuando el sacristán vive una situación de estrés, «puede sufrir movimientos automáticos involuntarios». «Presenta temblores y una baja calificación en psicomotricidad fina. Además, tiene una capacidad de comprensión ilimitada», explicaron.