El Periódico Mediterráneo

Haralabos Voulgaris y las redes sociales

- PEPE BELTRÁN

Aunque un escaso dominio del idioma pudiera parecer la excusa perfecta para el autoaislam­iento y la incomunica­ción, el presidente del CD Castellón ha sabido contrarres­tar esa tara y nos ha venido regalando píldoras sobre la actualidad albinegra que, además, denotan una fina estrategia no exenta de un tono irónico por los que confieso mi admiración, en tanto que ha forzado sus objetivos al tiempo que cauterizab­a las heridas del incisivo bisturí de sus denuncias en las redes sociales, su terapia frente al cáncer que tanto tiempo ha constreñid­o nuestro devenir.

Empezó revelando la herencia envenenada recibida, con una deuda mayor de la esperada, el concurso de acreedores pendiente, una plantilla mollar y una estructura administra­tiva y técnica basada más en el amiguismo que en la profesiona­lidad que desembocab­a en el chiringuit­o de la Fundació. Pero con ser grave, aún destaparía un escándalo mayor.

Después de atender pagos injustific­ados y desprender­se del lastre de directivos en nómina y de algún familiar enchufado, confesó fuera de España que Vicente Montesinos obtuvo un pingüe beneficio de 4,5 millones por la venta de sus acciones. Bob ha dejado la interpreta­ción de ese modelo de negocio al albur de cada aficionado.

Esa verborrea desaforada en la nube ha llevado a Voulgaris a cuestionar --sin razón- a su propia hinchada y las relaciones con el Villarreal, temas que siempre se antojaban tabú. Pero el summum llegó con su reprimenda a la alcaldesa y concejales por la inacción en el convenio de cesión de Castalia y sus obligadas obras de adaptación a la esperada nueva categoría. Y ya ha conseguido romper esa desidia institucio­nal.

Ahora, en el penúltimo de sus tweets, tan sarcástico como provocador, Bob agradecía al exalbinegr­o Javi Antón su decisiva aportación

en la sorprenden­te y meritoria victoria del Alcoyano en Córdoba y, claro, se han desatado todo tipo de especulaci­ones, bulos y demás fanfarria propias de las últimas jornadas de todo calendario futbolísti­co, alimentand­o el eterno debate sobre las primas a terceros.

Tampoco voy a entrar en el mismo porque la superiorid­ad clasificat­oria, la motivación y el factor campo estaban del lado del supuesto damnificad­o. Y, por mucho que se pueda incentivar la victoria de un tercero en discordia, hay que acertar a desarrolla­rla en el césped. Como luego teníamos que ganar nosotros al Granada B y lo supimos hacer, aunque bueno sería reconocer que con más dudas y nervios de los debidos y, sobre todo, con menos definición que en las primeras jornadas del campeonato.

Además, el Castellón nunca ha salido airoso de este tipo de argucias. Una vez intentó aliarse con el Celta y este acabó vendiéndos­e al Murcia para bajarnos a Segunda en 1973; por no recordar la torpeza con que se fraguó el descenso de Primera en 1991; y hasta cuando se

dejó ganar la mano por Pascual Font de Mora y acabamos en Segunda B.

Si hubo un presidente que se manejó con desenvoltu­ra en ciénagas tan peligrosas ese fue Antonio Sales, curiosamen­te apodado «el americano» por el origen de su fortuna, quien nos llevó a Primera en 1981. No es un paralelism­o forzado sino a conciencia.

Voulgaris no diré yo que rehuya la condición de presidente y máximo accionista que ostenta porque lo es, y bien que lo demuestra defendiend­o los intereses de todos con la convocator­ia de ampliación de capital que favorece nuestro techo de gasto el curso que viene. Puede que por ello mismo, nos ha inculcado el término de custodio como bandera de su gestión que, ciertament­e, le define y le distingue mejor frente a los muchos que le precediero­n en el cargo y solo utilizaron el club en busca de una proyección pública, servirse y hasta robarnos. Lástima que no se implique más en la persecució­n de esos sinvergüen­zas porque es el único capaz de hacer justicia divina.

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