Andrea Tena y las chicas de The Eras Fest El ambiente fan en Castellón
Cuentan su trabajo para avivar a sus ídolos Con las redes sociales y las nuevas tecnologías, el espíritu está más vivo que nunca en la provincia
Ser fan es una experiencia universal. Todos somos seguidores de alguien o algo de lo que podríamos hablar por horas. ¿Qué podría ser mejor que tener un grupo de amigos que comparten esa pasión? Así surgen los clubs de fans.
Y hay casos y casos. Como el de Andrea Tena, una vecina de Nules que forma parte de la delegación valenciana que se desvive por el cantante Ricky Merino. Ella empezó a seguir el club de fans cuando el artista salió de Operación Triunfo: «Empecé a seguir al grupo en redes para enterarme de las noticias del cantante. Y me sumé porque sentía la necesidad de dinamizarlo y de darle más promoción a Ricky». El papel de Tena en el grupo es manejar una cuenta de Instagram que dé visibilidad al artista. Ella centra su contenido en las actuaciones y visitas que realiza el artista en todo el territorio. Crea las publicaciones de cero, planifica cuándo subir contenido y busca formas de expandir su público para llegar a todos los seguidores de Ricky. Ella trabaja mano a mano con una compañera y realizan el trabajo on line desde diferentes puntos de la Comunitat. La delegación valenciana es una rama del club de fans principal del cantante, News Ricky. Y tiene ventaja, que es la posibilidad de tener contacto directo con el artista adorado, mantener una comunicación habitual e incluso el plus de tener una videollamada con tu ídolo. No obstante, la razón principal por la que las personas deciden unirse y formar parte de los clubs de fans es para fomentar el sentimiento de comunidad, por conocer gente con unos mismos intereses y crear amistades. Y, en este aspecto, las nuevas tecnologías han tenido un papel fundamental: estas organizaciones se crean y se gestionan casi al 100% de forma telemática, y suponen una manera de contactar con fans de toda España, e incluso de otros países del extranjero con el denominador común de tener a un ídolo en común.
Esta es precisamente la historia de las chicas detrás de The Eras Fest. Victoria, Mireia, Natalia, Sara y Ana se conocieron a través de una cuenta de admiradores de Taylor Swift en X. Su pasión por el trabajo de la cantante norteamericana les llevó a crear su propio evento fan: The Eras Fest. Una de ellas, Mireia Ibars, estudia en la UJI el grado en Traducción e Interpretación, y es la voz del grupo en Castellón. «La idea surgió porque mis compañeras y yo veíamos que hacían fiestas temáticas de Taylor en Madrid y Barcelona, pero nunca en València. Así que un día, decidimos montar nosotras una», explica la joven fan.
Los eventos fan son proyectos que los mismos grupis realizan para disfrutar juntos de la pasión que les une. En el caso de The Eras Fest, se celebra una fiesta con música de la discografía de Taylor Swift, karaoke y otras actividades. Y son este club de las cinco las que lo montan todo: alquilan el local, gestionan el sonido, se encargan de la venta de entradas, decoran la sala y organizan las actividades. Un trabajo que realizan con gran entusiasmo y por el que reciben olas de agradecimiento digital. Ellas lo ven como una oportunidad de afianzar la comunidad valenciana swiftie. Recientemente celebraron su cuarta edición en la capital valenciana, un evento que tuvo tal éxito que demuestra que el espíritu fan está más vivo que nunca entre la juventud y que las nuevas herramientas tecnológicas lo propician.
Cuentan que los listos del pueblo se reían de un tonto dándole a elegir entre un duro o cuatro pesetas. Y el tonto siempre escogía las cuatro pesetas, porque «eran más» monedas. Esa propuesta, el gracioso del bar, se la hacía al pobre tonto día tras día. Y las carcajadas y burlas de todos los clientes del bar, que estaban pasando el rato, eran generalizadas, y el entretenimiento de esa media hora a cargo del pobre infeliz estaba más que garantizado.
Un día, uno de los vecinos de buen corazón, que solía ir al bar, le explico al tonto del pueblo que los del bar le estaban engañando y se estaban riendo de él. Que un duro (cinco pesetas para los milenials) era más que cuatro pesetas. Que estaba perdiendo dinero y si elegía el duro saldría ganando.