Ramón y Cajal: inspiración para el arte
Santiago Ramón y Cajal (1852-1934) es el científico más relevante de la historia de España, pero su enorme legado va más allá de la ciencia, habiendo dejado una profunda huella en la mente de muchos de los artistas más importantes de nuestro tiempo, entre
Salvador Dalí, Federico García Lorca, René Magritte, Maruja Mallo, Eva Lootz, Joan Miró, Olafur Eliasson o Gego tienen algo en común, un vínculo que les une y que comparten con la artista castellonense Rossana Zaera. Todos estuvieron influenciados por la labor de un científico que, como se suele decir, se adelantó a su tiempo y que cambió la mirada de ver el mundo: Santiago Ramón y Cajal.
Ese nexo se hace ahora visible, palpable, a través una publicación que se inscribe dentro de las actividades del Año de Investigación Ramón y Cajal, que se extenderá hasta mayo de 2025, una coedición del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades y La Fábrica. Cajal: El arte de la ciencia, es el título de esta obra que rinde homenaje al genial científico poniendo de manifiesto su influencia en el arte de los siglos XX y XXI. En el libro, que cuenta con más de 100 imágenes, están incluidos además textos de Carlos Martín, José Manuel Sánchez Ron, Esperanza Guillén, Javier DeFelipe, Jaime Brihuega y María Santoyo.
«Qué duda cabe, a la ciencia no van más que los artistas. […] A mis aficiones artísticas de niño (a las
que mi padre se opuso intensamente) debo lo que soy ahora», afirmó en su día el mismísimo Santiago Ramón y Cajal. Esta cita tan rotunda del padre de la neurociencia sirve como punto de partida de este volumen que explora la influencia que la labor del científico tuvo en las obras de artistas universales, entre los que se encuentra Zaera, probablemente una de las creadoras más hipnóticas y sensibles de la Comunitat Valenciana, con una dilatada trayectoria que le ha llevado a exhibir su arte tanto en España como en el extranjero, ya sea Francia o Reino Unido.
Zaera y la ciencia
Con motivo del comienzo de los estudios de Medicina en la Universitat Jaume I, la propia Rossana Zaera quiso donar dos obras que ya forman parte del patrimonio artístico de la universidad. Se trata de dos pinturas que forman parte de la serie Habitación 450 cuya narración se refiere a un ser querido, a un espacio concreto donde se gestan emociones complejas y se borran las fronteras entre lo físico y
lo psíquico. Para Zaera, estas obras tenían y tienen un gran significado y carga emocional. Así, cuando la artista supo que la UJI iba a iniciar un plan de estudios de Medicina, declaró que no había un lugar mejor para estas obras, ya que en ellas se muestran dos secciones de la médula espinal, si bien su significado va más allá. «Son imágenes que narran la angustia y la espe
ranza y que transitan entre la realidad y los deseos», puntualizó en su momento.
Años más tarde, concretamente en 2015, Zaera protagonizó otra exposición íntimamente relacionada con la ciencia y, más concretamente, con Santiago Ramón y Cajal titulada En el jardín de la neurobiología, que pudo verse en el Palau de Cerveró de València. A través de ella, la castellonense acercaba al público el conocimiento científico como parte vivencial. Inspirado en el Tratado de anatomía humana de Léo Testut, de 1902, la primera parte del proyecto reunía los recuerdos y las sensaciones de la artista al reencontrarse con los libros que había observado tantas veces de niña, en la estantería del despacho de sus padres. La fascinación empezó desde la recreación de células nerviosas pintadas sobre ambas caras del papel hasta llegar a una mayor profundización de las secuencias y la morfología del sistema nervioso central. La colección de dibujos combinaba diferentes técnicas como el gouache, el
grafito, la tinta china y el collage.
Ahora, y gracias a un libro que parte de una paradójica «provocación», según señala el historiador del arte, escritor y comisario Carlos Martín en el texto ¿Es la ciencia o es el arte? (que abre la publicación Cajal: El arte de la ciencia), Rossana Zaera vuelve a demostrar cuán unidas están ambas disciplinas no solo en su práctica artística, sino en el devenir del arte contemporáneo del último siglo y medio. De hecho, Martín descubre a través de su escrito a un Ramón y Cajal que fue capaz de generar abstracciones que desplazaron su inmediatez y literalidad hacia otros territorios más allá de la ciencia.
Esta obra recoge, por tanto, las resonancias que el trabajo del Premio Nobel ha tenido en las visiones y elaboraciones de artistas de muy diferentes épocas, estableciendo al mismo tiempo un diálogo que pone de manifiesto cómo el Cajal científico y el Cajal artista son inseparables, como queda demostrado en los textos y la selección de 105 imágenes (cuatro de ellas de Rossana Zaera) que comprenden esta publicación y que reflejan que Cajal sigue estando presente en la mente de los artistas.