Ilegales, legales y okupas catalanes
colectiva de esos ejércitos de la noche ideológica que son los nacionalistas sin nación y sin razón. Torra, a solas con su excluyente evangelio, prosigue el camino, la fe de a la espera de que Madrid, como antaño Jerusalén, dicte sentencia, sin que se sepa bien quiénes son judíos y gentiles, romanos y hebreos, a quien hay que crucificar.
Los constitucionalistas, abanderados en una España que enrojece, se desangra por los costados, y languidece, amarillea en el centro, piden la cabeza de Torra por prácticas ilegales y provocativos abortos de leyes en vigor. Siendo la ausencia de vigor la sinergia de a la hora de eternizar la división, la crisis, como si el presidente del Gobierno, en lugar de exhibir fuerza ejecutiva, menoscabase al mismo Estado adormeciéndolo en la inacción.
Al no ejecutar, ni narrar, ni gobernar Rajoy quedan en el cuento de la política manos libres y páginas sueltas para inventar
Puigdemont, Rajoy
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