«Para hablar de Sandra Mozarovski tenía que hablar de mí, unir nuestras vidas»
nos que eran unos vejestorios horribles. Qué humillación para la mujer pero entonces no lo veíamos así.
–¿De ahí que despreciaran a la generación anterior?
–Huías de la jaula de tu padre para entrar en la de tu marido, tenías que estar a su servicio. Mi madre había estudiado, se sentía moderna y hubiera querido hacer otras cosas pero se encontró con treinta y pocos años cargada de hijas. ¿Por qué no podía estar bufando y amargada si no le habían dejado elegir su vida? Mi generación fue la primera que pudo elegir su destino. Resultó que luego viví una espiral de autodestrucción que tiene que ver con el suicidio y con las sustancias tóxicas y mi madre aguantó lo inaguantable. Si vivo es gracias a ella y ahí descubrí que no me detestaba, que le importaba mucho, que estaba dispuesta a lo que fuera con tal de salvarme. Y lo peor de todo es que no se lo agradecí y ahora le rindo un homenaje con esta novela.
–¿Qué sabemos de Sandra Mozarovski?
en 20 películas. Era un chica de clase media y en sus entrevistas alude al hecho de que tenía oposición familiar a sus pinitos en el cine erótico, cosa comprensible. Ella tenía muy claro cuál era el sentido de su vida, no pasar sin dejar huella.
–Algo que no consigue por un muerte prematura.