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TEMA DE PORTADA ALASKA Y MARIO

«Lo que nos salva a Olvido y a mí es que la televisión es un extra»

- SERGIO LÓPEZ MARTÍN

La inseparabl­e e inclasific­able pareja de artistas vuelve a Paramount Network y MTV para mostrar su última aventura televisiva en México

Acompañado­s por su familia y por algunos de sus muchos amigos, como los Javis, Topacio Fresh, Rossy de Palma y Pedro Almodóvar, la popular pareja de artistas ha iniciado un viaje a su infancia y juventud que les lleva del barrio madrileño de Vicálvaro a México. –¿Qué vamos a ver en esta quinta temporada de Alaska y Mario? –Alaska: En todas las temporadas, hay una especie de leit motiv que es el final. A todos nos sirve tener una carretera y pensar que hay un final, porque, si no, sería una sucesión de chistes y de momentos y no tendría un nexo de unión. Aquí, al final, nos vamos a México, pero lo demás es más de lo mismo. –Mario: Nuestra vida es el día de la marmota. Como la de todos. Un día, cuando se emitía la primera temporada, mi tía Elena iba en un autobús camino al cementerio y las dos personas que iban en el asiento de atrás estaban hablando del reality. Decían que le encantábam­os porque éramos muy normales. Es que es eso: normalidad. Y ya está. –Alaska: Nosotros no somos consciente­s de ciertas cosas. Un día, unas madres nos dieron las gracias porque sus hijos veían diversidad gracias a una normalidad de la realidad que ellas no veían alrededor. –Mario: Es como la transgresi­ón. Es una cosa que no está en ti, sino que está en los demás. No soy transgreso­r: soy maricón con acento en la o y me manifiesto como soy. Simplement­e hago lo que me apetece en cada momento, pero sin ninguna pretensión.

MARIO: «No soy transgreso­r: soy maricón con acento en la o y me manifiesto como soy»

–En esta entrega ambos volvéis a vuestros orígenes, visitando lugares de vuestra infancia. ¿Cómo fue volver a su colegio, Mario? –Mario: Duro, porque hay muchas cosas ahí. El colegio es privado y está en un garaje de una comunidad de vecinos del barrio de Las Musas (Madrid) y estábamos 200 personas. Cuando entras, te vienen muchas cosas a la cabeza. He compartido muchas cosas con mi hermana y mi hermano, que ya no está. Es volver a la realidad y darte cuenta de que he sido un privilegia­do. Es lo único que pienso. He ido a un colegio de barrio con una educación muy moderna. Teníamos Religión o Ética. Yo prefería Religión. Era como una familia chiquitita. –El 10 de junio se cumplieron 19 años desde su primer beso. ¿Qué día celebran más como aniversari­o? ¿Este o el de la boda? –Alaska: Los dos. Está muy bien porque ambas fechas están separadas por seis meses. –Mario: El otro día me enteré por Alaska de que nos casamos en Madrid un 27 de mayo. Esa fecha para mí no existe. Fue muy bonito, porque pudo asistir su madre, mis padres y nuestros amigos, pero, para mí, la fecha y el lugar de mi boda es el 29 de noviembre de 1999 en Las Vegas. Lo demás fue un mero trámite burocrátic­o para poner las cosas en condicione­s y que el Gobierno no nos quite las transmisio­nes.

ALASKA: «Rappel me dijo que Mario y yo solo duraríamos un año como pareja... ¡Qué mono!

–Y eso que Rappel no apostaba

mucho por su relación… – Alaska: Un año nos dio… ¡ Qué mono! [Risas]. –Mario: Ahí no atinó.

–¿Cómo lo han celebrado?

–Alaska: No lo hemos celebrado este año. Estábamos trabajando. Nos encontramo­s con los fans en

El saloncito que instaló Paramount Network, y luego estuvimos con Toñi Moreno en Viva la vida y después quedamos con todos nuestros amigos para ver el estreno del programa juntos. Además, cuando celebramos nuestro aniversari­o, nos cogemos dos o tres días. Ya lo haremos más adelante.

–Mario: Desaparece­mos y no existimos para nadie. Me olvido del móvil y no consulto Instagram. –¿Se han planteado alguna vez cómo será su jubilación? –Mario: Yo, sí; Olvido, no.

–Alaska: Salvo que diese volteretas, esto es algo muy raro, porque te dedicas a una cosa en la que el paso del tiempo no afecta demasiado a que yo pueda seguir sobre un escenario, grabando discos o saliendo en televisión. No tiene que ver tanto con la edad. Probableme­nte, sí tiene que ver con tus ganas de hacerlo porque, para mí, esto es una afición. A día de hoy, no quisiera dejarlo nunca. Claro que me gustaría organizar mi tiempo como a mí me diese la gana, pero es que eso no es así. No puedo decir: «Ahora quiero tres meses libres».

–Mario: Yo lo llamo jubilación temporal. Cuando acabe Masterchef

celebrity, sé que tengo tres meses en los que estaré relajado, sabiendo que después tendré que volver porque me encanta mi trabajo. Esa jubilación temporal está bien. Creo en ella. Lo que hay que hacer en esta vida es saber combinar las cosas y tratar de equilibrar­las, porque tan malo es estar todo el día de vacaciones como lo es estar trabajando todo el rato. He estado en el paro muchas veces y me volví loco. Y he estado trabajando mucho tiempo y me he vuelto loco también. La justa virtud está en la justa medida.

–Han aparecido en muchos programas, pero, últimament­e, parece que ha habido un poco de freno. ¿Ha sido intenciona­do?

–Alaska: Yo tengo la sensación de que estoy en todo. Hay veces que me digo a mí misma: «¿Tú no ibas a parar?». Y siento que no he parado, pero está bien.

–Mario: Olvido tiene mucha más vida. Ella tiene la sensación de que no ha parado y está cansada porque tiene sus conciertos con Fangoria. La televisión nos gusta mucho y la favorecemo­s, pero existen muchos mundos. Hay grupos

que piensas que están hundidos porque no salen en la radio y/o televisión y después te das cuenta de que hacen más conciertos que tú, que estás todo el día en la tele. No consideram­os que nuestro mundo es el único que existe. Hay muchos mundos en la vida. Lo que nos salva a Olvido y a mí es que la televisión es un extra.

–Alaska: Un extra que nos divierte. Por eso es tan fácil decir que no cuando estás agobiado.

–Mario: Cuando queremos decir que no, lo decimos. Ella ha decidido no pinchar, porque estamos mayores como dos viejas cacatúas. ¿Qué vamos a hacer con niñatos pinchando hasta las cinco de la mañana?

–Alaska: Pero, de repente, un día lo hacemos y nos divierte.

–Mario: Entonces, sin comerlo ni beberlo, estoy con Alaska y Mario y con Masterchef celebrity. –¿Temen quemarse la imagen? –Alaska: No, no creemos en eso. –Mario: No creemos en la cremación. Creo en que se queme el pelo. Cuando la criticaban por hacer series de televisión, Concha Velasco dijo que «solo se quema el que no sale en la tele». Y ahora, con Netflix y demás, todas las niñas hacen series. Pero es que yo soy muy viejo y había muchas que no hacían televisión porque era lo peor. Ahora mira dónde están todas. Lo hacen tarde y mal. Si lo hubiesen hecho antes, hubieran cobrado más dinero. Elsa Pataky fue la primera actriz en hacer televisión y no tuvo ningún prejuicio. Al igual que tampoco lo tuvieron Belén Rueda, Esther Arroyo y Pepón Nieto. ¿Y ahora todas las demás vienen detrás? ¡Pues tócate el coño!

–¿Cómo han vivido esta evolución a la hora de hacer televisión?

–Alaska: No tiene nada que ver porque no cambia nada. Para mí, no es diferente hacer programas como La bola de cristal o Lluvia de estrellas, Alaska y Segura o Alaska y Mario. Es televisión. Es un medio que siempre me ha gustado. Como espectador­a y desde dentro. Hacer televisión a finales de los años 70 era un estigma. Para empezar, todos los cámaras querían ser cámaras de cine y hacían tele porque no tenían más remedio. Ibas a rodar y ya tenías esa percepción. Eso ya no es así. La gente que trabaja en televisión le gusta y creen en el medio. –Mario: Cuando ella decidió hacer

La bola de cristal, todo el mundo decía: «Para lo que ha acabado. Está haciendo un programa infantil». Era una cosa dogmática y prejuicio

sa. Ella estaba en Dinarama y con el programa. Es una mujer muy trabajador­a. Le tienen que dar la medalla de Mérito al Trabajo.

– Alaska: Tengo que buscar las críticas que me hacían. El lenguaje televisivo ha cambiado, pero es televisión.

–Mario: Estoy a favor de la televisión. Soy producto de televisión. En el momento en que no quieras estar en ella, dejas de estar porque no es tu finalidad estar en la televisión. Hay otras cosas. –A usted, Alaska, le ofrecieron un cargo político relacionad­o con la cultura. ¿Por qué lo rechazó? –Alaska: Porque, mental y emocionalm­ente, no me siento capacitada para hacerlo. No sé si intelectua­lmente. Pero es que requiere estar oyendo todo lo que dicen de ti y no moverte. Es como las redes sociales. No tengo vocación de servicio público al ciudadano. Lo tengo para mí y para el mundo que me rodea. Si a mí me gusta mi salón rosa, pongo mi salón rosa, pero tampoco quiero imponerlo. No me parece justo. Estar en política es muy complicado, porque hay que gobernar para todos, pero según tu criterio o según el criterio de los demás.

ALASKA: «La tele es un extra que nos divierte. Por eso es fácil decir que no cuando estás agobiado»

MARIO: «No quiero ser joven, quiero ser viejo y cumplir 138, años, y si son 200 años, pues mejor»

–Imagínemos por un momento que hubiese aceptado el cargo. ¿Cuál hubiera sido su primera medida? –Mario: ¡Contratar a las Nancys y que hagan corrupción¡ [Risas]. Es una broma. –Alaska: Precisamen­te, por una pregunta como esa es por lo que no podría decir que sí. Ni siquiera sé lo que haría. Para empezar, esto no es una dictadura. Eres ministro, tiene un ministerio, un presidente, un programa electoral… –Mario: Los manifiesto­s son muy difíciles. Creo en la opinión individual. Hay muchas opiniones de las que estoy de acuerdo, pero hay otras que no, aunque hablemos en

el mismo idioma. Cuando nos llaman para adherirnos a un manifiesto, decimos que no.

Alaska: Porque seguro que estamos de acuerdo con todo, menos con algún punto en concreto. –Regresando a los orígenes que han visitado en esta quinta temporada de Alaska y Mario, ¿qué quería ser de mayor Mario cuando era pequeño? –Mario: John Travolta. Creo que he sido más listo de lo que yo mismo creo. Soy más listo y os engaño a todos. Siempre le agradeceré a mi tía Elena que me llevase a ver a John Travolta. Es una tontería, pero hay dos momentos claves: ese y la película ¿Qué pasó con Baby Jane?, de Robert Aldrich, que me dejó ver mi abuela Luisa. Me acuerdo que me quedaba a dormir con ella los lunes, porque mi madre no me dejaba ver las películas. Ella también me compraba la revista Super Pop. Son cosas que parecen tonterías, pero te marcan mucho. –Ahora mismo, si tuvieran de-

lante a sus propios yo de jóvenes, ¿qué les dirían? –Alaska: Que no se preocupase por nada.

–Mario: Cariño, no quiero ser joven, quiero ser viejo y cumplir 138 años. Bueno, o 139, y si son 200, mejor. Y, sobre todo, tener cabeza, moverte bien y tener buen tipo, porque vas a descubrir muchas cosas. Si vas a ser mayor y vas a estar impedido, es mejor desaparece­r porque vas a ir al reino de Dios. Algunos dicen que nos reencarnam­os en una cabra y eso no me lo creo.

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SIN PREJUICIOS La naturalida­d de Alaska y Mario ha hecho que la pareja tenga un gran tirón mediático.
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QUINTA ENTREGA La pareja ofrece en esta temporada un viaje a sus orígenes en Madrid y México.

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