Deporte sin riesgos
Los beneficios que aporta a nuestra salud la práctica habitual de actividades deportivas son más que evidentes. Los profesionales nos recomiendan mantener un nivel óptimo de actividad física para evitar el sedentarismo y los riesgos que este comporta. Pero, ¿entre qué niveles de actividad física nos hemos de mover? ¿Dónde empieza a desequilibrarse la balanza beneficio-riesgo de la práctica deportiva? Son preguntas que debemos hacernos, ya que hoy en día vemos que mucha gente pasa de la inactividad a realizar verdaderas sesiones de alta exigencia y desgaste físico que, cada vez más, emprenden sin tener la suficiente información y cuidado sobre los riesgos que conllevan. Pasamos de no correr o de hacer un poco de footing a, en menos de dos meses, correr medias maratones; de no coger la bicicleta casi nunca a hacer rutas inacabables y comuna
peticiones de alto nivel. Esto es peligroso por el número de lesiones que puede conllevar, así como por el desarrollo de enfermedades cardiovasculares. Echo de menos más pedagogía y una información deportiva que no solo incluya a los profesionales de la salud, sino también a administraciones públicas, a todos los fabricantes de material deportivo y profesionales del deporte a fin de que puedan proporcionar unas guías de evolución y de desarrollo del deporte que solvente necesidades y ofrecer evoluciones correctas y saludables. Tan negativo es no hacer deporte como hacerlo de forma compulsiva y sin que se garantice