Crisis olvidada entre conflictos políticos
Bajo el séquito de los recortes económicos, a nivel sanitario se descubre una de las mayores crisis por las que pasan todos y cada uno de los integrantes de la sanidad pública. Las condiciones laborales en los Centros de Atención Primaria (CAP) en la ciudad de Barcelona son cada vez más precarias, llegando a un punto en que la demanda es incesantemente mayor y es enfrentada principalmente por los profesionales sanitarios con un esfuerzo tanto heroico como extenuante. Un esfuerzo cuya compensación económica dista de ser proporcional al grado de preparación, responsabilidad y a las funciones posibles destinadas constantemente.
Esta crisis fomenta, entre otros resultados, una mayor emigración de médicos de cabecera a otros países y también el deterioro de las condiciones de quienes encaran su ausencia, reflejando una disminución de la atención y de la calidad de los servicios prestados. Proceso lamentable, teniendo en cuenta que la base de una sanidad pública competente es la calidad y el número de profesionales al servicio de la comunidad. A pesar de que esta crisis afecta el día a día del pueblo catalán, parece comportarse de forma silente. La crisis de la sanidad parece olvidada entre los conflictos políticos. Los médicos no tenemos bandera, ni himno ni equipo de fútbol, y esto se manifiesta en cómo el sistema sanitario, ya mancillado, se ve cada vez mas limitado y oprimido sin generar mucho ruido en la actualidad. Somos médicos sin bandera.