El Periódico - Castellano

El doblete de Suárez

El delantero marca sus primeros goles en la tercera final que juega tras perderse la última «Lo de Roma fue un golpe muy duro», dice

- J. D.

Antes de que el Barça celebre el doblete, lo celebró Luis Suárez. Los dos goles, los dos primeros goles en una final de Copa, algo que segurament­e le carcomía, siendo como es un delantero centro y ganando como ha ganado el Barça las cuatro comparecen­cias seguidas. Él se perdió la del año anterior frente al Alavés por sanción. La del Wanda Metropolit­ano la esperaba con una disimulada ansiedad. No solo por tratarse de un partido cumbre, sino porque el equipo venía zarandeado.

Venía zarandeado de Sevilla, pese a que el sufrido empate maquilló una noche angustiosa en el Sánchez Pizjuán. El equipo salvó los muebles por dos aparicione­s, suya y de Messi, breves, puramente reparadora­s. Venía zarandeado también de Roma, donde se llevó «un golpe muy duro», como reconocía entre sonrisas antes de entregarse a los festejos con el equipo. Aún escuece por grave y por reciente, y solo podrá arreglarse con noches como la del Wanda.

Mercado no capta el aviso

No captó el aviso Mercado de que las cosas serían muy distintas tres semanas después. «Fuimos muy superiores con mucha actitud, se corrió y se jugó ordenado fruto de la concentrac­ión sabiendo que era una final», dijo Suárez, recordándo­selo en público.

Mercado se llevó un viaje junto a la línea de banda de Suárez que le embistió de mala manera. Mercado se cegó y quiso devolvérse­la. Persiguió al hombre sin mirar el balón, y cuando quiso cazar a Suárez, fue tarde. El pobre David Soria ya había encajado dos goles. Mercado, claro, se llevó una tarjeta y repartió más estopa persiguien­do sombras, tratando de pillar al cazador, que ya se reía con las dos piezas cobradas en su ter- cera final copera. «Es un lindo momento para todos los culés de disfrutar la conquista de la Copa cuatro veces seguidas», expuso desde el césped, con la mitad del Wanda extasiado ante la demostraci­ón futbolísti­ca del equipo de Valverde.

El doblete de Suárez fue fácil, y tal vez a alguien se le ocurra repetir el adjetivo cuando aluda al doblete del Barça, olvidando que, en contra partida, el equipo superó dos cataclismo­s como el de la Supercopa y el de la Champions. Suárez anotó el 0-1 a puerta vacía tras un regalo de Coutinho, sin portero enfrente y sin Mercado detrás. En el segundo, con un delicioso pase vertical de su amigo Leo, tenía a Soria delante y a Mercado detrás. El tercer tanto del Barça certificó de antemano el desenlace de la final antes de que aquello se convirtier­a en un festival.

Un mérito «grandísimo»

Las críticas de Roma quedaron acalladas en Madrid. Por la dimensión de la goleada y su significad­o. El doblete del Batça, el octavo, es cuestión de días. «Esto no tapa lo que nos sucedió en Roma, pero un título siempre es lindo», seguía diciendo Suárez, sin haber expulsado de su mente la amargura de la noche de la Champions con aquel hiriente 3-0, que también dejó las secuelas de la eliminació­n y la despedida del triplete. «A principio de temporada cualquier hincha habría firmado un doblete. Es un mérito grandísimo. La Liga son muchísimos partidos y tienes que estar bien todo el año. Y no deja de ser indudable que la Copa todos la querrían ganar», subrayó el cazador.

«A principios de temporada cualquier hincha habría firmado un doblete», asegura

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