El Periódico - Castellano

La «falta de alegría» del equipo aceleró el cese de Sánchez Flores

El club asegura que el despido no ha sido una decisión unilateral del presidente Chen

- JOSÉ MARÍA EXPÓSITO

La «falta de alegría» fue la tumba de Quique Sánchez Flores como técnico del Espanyol, según explicó ayer su vicepresid­ente Carlos García Pont en una rueda de prensa junto al director deportivo general, Òscar Perarnau, y quien hasta final de temporada dirigirá al primer equipo, David Gallego, que se estrenará hoy en Montilivi (12.00 h) y que una vez acabe la Liga volverá al filial a luchar por el ascenso a Segunda B. Sobre la destitució­n de Jordi Lardín, el directivo argumentó que necesitan «una persona con capacidade­s distintas».

«Estas cosas no pasan de un día para otro, son variables que se van sumando y al final se desencaden­a. Los factores son múltiples, desde el juego del equipo hasta la poca alegría en el juego, y no hablo solo del estilo», desgranó el directivo, que aseguró que la destitució­n de Quique no fue una decisión unilateral de Chen Yangseng, sino de todo el consejo.

«No lo hacemos porque la afición se gire hacia el palco. Había que cambiar el ambiente en la plantilla y en la grada», señaló García Pont, dejando entrever que el míster no contaba con el apoyo del vestuario, aunque negó que existiera la sensación de que el club no tuviera un timón. A los seguidores pericos les pidió «que el campo del Espanyol vuelva a ser el campo del Espanyol».

Sobre Quique, de quien destacó su profesiona­lidad a lo largo de la conversaci­ón de dos horas en la que le comunicaro­n el cese, explicó que si no se marchó al Stoke el pasado mes de enero fue «porque él no quiso irse». En relación a la escasez refuerzos que había insinuado en las últimas semanas, recalcó que la directiva «no tiene la sensación de haber engañado a nadie». «A veces llueve, pero nosotros no podemos controlar la lluvia», añadió.

GALLEGO, ILUSIONADO Quique recogió ayer sus enseres en Sant Adrià antes de que Gallego dirigiera su primer entrenamie­nto. El empate del Depor ahuyentó cualquier fantasma de descenso, así que lo que hay en juego es el honor. El técnico de Súria, que tiene al filial líder destacadís­imo, se lleva a Girona a toda la plantilla excepto al sancionado Hermoso y los lesionados Diego López, Duarte y Piatti. «Estoy muy ilusionado y orgulloso de que se apueste por mí. Mi equipo va a competir, estoy seguro de que de aquí a final de temporada estaremos orgullosos del Espanyol».

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