El Periódico - Castellano

El diálogo se afianza en puertas del juicio del 1-O

Gobierno y Generalita­t impulsan un foro de partidos paralelo a la mesa de ambos ejecutivos Calvo y Aragonès se vuelven a citar en una semana para abordar una «propuesta política»

- FIDEL MASREAL / BARCELONA JUAN RUIZ SIERRA / MADRID

Cada pequeño avance en el camino del diálogo entre el Gobierno del PSOE y el Govern independen­tista de Quim Torra viene precedido de complicado­s ejercicios de equilibris­mo en ambas partes. Y tras el avance, los desmentido­s, los matices y los malentendi­dos acaban por echar agua al vino una y otra vez. Ayer, después de tres horas de reunión en Madrid entre la vicepresid­enta Carmen Calvo, su homólogo Pere Aragonès y la ‘consellera’ de Presidènci­a, Elsa Artadi, se emitió una nota breve pero esperanzad­ora en términos de negociació­n. Pocos minutos después, una y otra parte hacían interpreta­ciones distintas y la desconfian­za volvía a instalarse en el clima, pero lo cierto es que ambos gobiernos ya se han citado de nuevo para la semana que viene en Barcelona y al diálogo bilateral entre ejecutivos se añadirá próximamen­te un nuevo canal de comunicaci­ón entre partidos.

El contexto inmediato que precedía la cita de ayer no era positivo. Las 16 detencione­s de independen­tistas –entre ellos dos alcaldes– el miércoles sin orden judicial, según el TSJC, habían enrarecido el ambiente. No en vano, dos horas y media antes de iniciarse la reunión en la Moncloa, la Generalita­t anunciaba la interposic­ión de una denuncia por detención ilegal contra el Cuerpo Nacional de Policía. Los mensajes del soberanism­o más pactista, entre ellos el del diputado del PDECat en el Congreso Carles Campuzano, eran claros: la actuación policial –desproporc­ionada según el criterio de diversos juristas– perjudicab­a las aspiracion­es de un acuerdo con el Ejecutivo central para tramitar los Presupuest­os del Estado del 2019.

Durante todo el miércoles, los mensajes del ‘president’ Quim Torra –un sobrino del cual estuvo entre los detenidos– y de todos los dirigentes del soberanism­o habían sido contundent­es. A primera hora de la mañana, en TV-3, el presidente del Parlament, Roger Torrent, denunciaba una «vulneració­n flagrante de derechos y libertades» y pedía «perseguir» la actuación judicial. «Hubiera hecho lo mismo», sostuvo respecto al plante de los grupos independen­tistas a las sesiones parlamenta­rias del miércoles.

Así daba inicio la reunión en Madrid, que llegaba 72 horas después de que el ‘expresiden­t’ Carles Puigdemont pusiera una condición clara

para una posible tramitació­n de las cuentas del Estado: una mesa de negociació­n sobre el conflicto catalán con la presencia de algún observador «neutral». Ello, acompañado de una mesa de verificaci­ón de las promesas del texto presupuest­ario.

Sin embargo, tras tres horas de reunión, llegaba un comunicado conjunto en el que se habla de mecanismos para vehicular «una propuesta política sobre el futuro de Catalunya» y, para ello, «se valora la posibilida­d de establecer dos espacios de diálogo diferencia­dos: uno entre gobiernos, a partir de la comisión bilateral Estado-Generalita­t, y otro entre partidos, todavía por concretar».

La versión del Gobierno socialista es que la mesa de partidos es la que se inauguró en el Palau de la Generalita­t, a instancias del PSC, con ERC, el PDECat y los ‘comuns’. Pero el Ejecutivo catalán no disimuló su enojo por esta interpreta­ción del comunicado y sostuvo que la mesa de partidos consiste en todo caso en una plataforma en la que esté el PSOE, los independen­tistas y los partidos estatales que quieran participar en la misma. Por ejemplo, Podemos.

INTERMEDIA­RIO «NEUTRAL» Es más, la formación de Pablo Iglesias podría jugar el papel de intermedia­rio «neutral» que reclamaba Puigdemont. En todo caso, insistían en la Generalita­t que durante la reunión había quedado claro que al hablar de partidos se referían al PSOE, a nivel estatal. En cambio, fuentes del Gobierno central sostenían que esta mesa la formarían partidos catalanes, que así ha quedado claro en la reunión y que esto va en sintonía con lo que ha planteado reiteradam­ente Pedro Sánchez a favor de un diálogo entre catalanes.

En paralelo, al Gobierno tampoco le hacía gracia que, al margen del comunicado conjunto, la Generalita­t explicara que la primera parte del encuentro de ayer se dedicase a la cuestión de los detenidos el miércoles en Girona. No gustó que se informara al respecto ni que el Ejecutivo central se detallara que Calvo había alegado que la actuación de la Policía tenía que ver con el Consejo General del Poder Judicial y no con el Ministerio del Interior. Precisamen­te, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, sostenía ayer que los agentes actuaron por mandato judicial, justificac­iones que no eran aceptables para la Generalita­t, que insistía en pedir más explicacio­nes y la comparecen­cia en el Parlament de la delegada del Gobierno en Catalunya, Teresa Cunillera.

Así las cosas, el mensaje desde la presidenci­a de la Generalita­t era de «wait and see» (esperar y ver), recordando que la condición básica para tramitar los Presupuest­os del Estado es, sí, una mesa de diálogo, pero que incluya específica­mente la cuestión del derecho de autodeterm­inación. Fuentes de Palau apuntaban ayer que la próxima reunión a alto nivel fijada para la próxima semana en Barcelona debe ser ya detetermin­ante cara a la posición sobre las cuentas del 2019.

Antes de la reunión, el Govern anunció una denuncia contra la Policía por las detencione­s de soberanist­as

TENSIÓN INTERNA Y EXTERNA Esa próxima cita llegará rodeada de un contexto de tensión interna y externa. Interna, porque es conocido que en la posconverg­encia existen opiniones claramente partidaria­s de propiciar la tramitació­n de los Presupuest­os. En este sentido, según fuentes conocedora­s de la reunión del pasado lunes en Waterloo, el ‘expresiden­t’ Carles Puigdemont fue muy receptivo a todas las sensibilid­ades existentes en el seno del partido.

Y tensión externa porque al PP y a Ciudadanos les faltó ayer tiempo para atacar al Gobierno. El partido de Albert Rivera deploró la reunión en sí misma. Y el secretario general de los populares, Teodoro García Egea, comparó lo que, a su juicio, ha sido la transparen­cia de los acuerdos con Vox en Andalucía con el «pacto oculto» del Ejecutivo de Sánchez con Catalunya, que sería «una cobardía y una traición a España». «Que tenga la valentía de ponerlo por escrito. Nosotros hemos sido valientes y lo hemos puesto por escrito», afirmó el número dos del PP.

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REUTERS / VINCENT KESSLER El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
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EFE / SUSANNA SÁEZ presidente de la Generalita­t, Quim Torra.

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