El tiempo que va pasando
Me imagino la sorpresa y la incredulidad que se apoderaría del lector si se divulgara esta noticia: el escritor Josep Maria Espinàs es un candidato al Premio Nobel de Literatura. Es cierto que a lo largo de la historia de los Nobel ha habido algunos escritores de una calidad o importancia que podrían ser discutibles. Es cierto que a lo largo de la historia de este premio los criterios de adjudicación han ido modificándose discretamente.
También se conceden premios Nobel a personalidades que no tienen ninguna relación con el mundo de las letras. Siento ignorar, ahora, sus nombres, que se han hecho menos populares que los de los escritores.
Soy de la tribu inofensiva del ‘ir haciendo’ y me gusta vivir en segundo plano
Y en una página de este diario, en la sección de Cultura y haciendo referencia a un resumen del 2018, me encontré este titular: El año sin el Nobel de literatura. ¿Por qué?, me pregunto. La información de EL PERIÓDICO, sobre lo más relevante de este pasado año, lo explicaba: «El premio literario más prestigioso no se otorgó debido a un escándalo sexual que salpicó la Academia Sueca. Un cuadro de Banksy se autotrituró en una subasta y Màxim Huerta duró un día como ministro» .
Leo esto cuando estoy a punto de abrir la puerta del nuevo día. Un día en el que no tengo que provocar ni ser víctima de ningún escándalo –espero– ni hacer un asalto al palacio de la Literatura. Yo soy de aquella tribu inofensiva del «ir haciendo».
NO ES FÁCIL,
por cierto. Todo se hace, se deshace y se rehace. Me atrevo a decir que el serio señor Hacer tiene poca paciencia. Dejadme acabar con una de las canciones francesas que tanto me gustan: «Y yo me voy, clopin, clopan, siguiendo el sol, siguiendo el viento / como arranca el vuelo una golondrina, la vida huye demasiado deprisa... »
La fama es un rumor... que será sustituido por otro rumor.
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