No uso el WhatsApp
He leído varias cartas sobre lo adictos que somos al WhatsApp. Yo tengo 36 años, poseo un móvil y no utilizo WhatsApp. Esta decisión la tomé hace un año y medio; desde entonces solo lo he utilizado un par de veces de manera puntual: para poder hacer unos trámites de manera rápida y para pasar unas fotos muy importantes para otra persona.
Aunque se puede, cuesta mucho desprenderse de esta herramienta porque casi parece que estés al margen de la sociedad. Estoy en un grupo de góspel; se utiliza WhatsApp para las reuniones y demás, y a mí me lo han de comunicar por e-mail. Si tengo amigos en grupos, no me entero de lo que ponen, pero cuando me encuentro con ellos estoy al día de nuevo; me felicitan por otras redes o me llaman. Cuando empezó, recurríamos al WhatsApp porque era gratuito y las llamadas salían caras, pero hoy en día la mayoría de las compañías ofrecen tarifa plana. Simplemente nos hemos acostumbrado al WhatsApp y cuesta deshacerse de él porque la mayoría lo utiliza. Hemos acabado dependiendo de él, pero si cada vez más personas dejan de usarlo, aunque tengan la aplicación para emergencias, y nos acostumbramos a volver a llamar, creo que todo iría mucho mejor.
Intento también no mirar las redes sociales, y hay más conversaciones en la mesa (aunque a veces las personas que tengo delante observan su teléfono) y menos malentendidos con las llamadas. Cuesta, solo llevo año y medio, me siento a veces la rara por cómo se sorprende la gente. Pero, a la larga, espero que sea mucho más beneficioso. De momento, lo es. de los equipos conociendo el histórico del paciente, o de cómo se daban postres con azúcar a pacientes diabéticos. Asimismo, se notaba fatiga en las enfermeras, con cierta atención desairada a los pacientes. Si veían nervioso a mi padre, le suministraban un calmante y listo; el pobre parecía un colador. Vi carencia de humanidad. Se requiere ayuda económica contra el cáncer, ¿y en el ICO hacen recortes y falta personal para atender a enfermos tan delicados de salud? Mi padre, por desgracia, falleció el 17 de diciembre en el ICO y, en su memoria, quiero que mi escrito ayude a que mejore la atención en este centro y ningún familiar o paciente se sienta desatendido a causa de los recortes.
Razones éticas
La serie Por trece razones generó mucha polémica y, como bien expusieron y defendieron sus productores, se tomaron medidas como añadir advertencias para informar a sus espectadores. De todos modos, me pregunto si estas medidas son suficientes. La juventud y los niños de hoy tienen un acceso más directo y poco restringido a una gran cantidad de contenidos. Mi intención no es restar responsabilidad a los padres, pero ¿es ético por parte de Netflix producir una serie de entretenimiento dirigida a los adolescentes que recrea el suicidio de una menor? Sé que el cine tiene la finalidad inicial de entretener, pero ¿no debería tener también la finalidad de formar, especialmente cuando se dirige a una audiencia que es mucho más vulnerable e influenciable que el resto, y cuando versa sobre un tema tan delicado como el suicidio?