O el autogol de Cristóbal Montoro favorecen al secesionismo aproximarían al país al caos institucional
En la calle
entrevistado en TV-3 desde su refugio en Berlín, obteniendo una cuota de pantalla del 30%. El fracaso simbólico del 155 se refleja en esa intervención televisiva en un medio costeado por todos los catalanes protagonizada por un prófugo de la justicia.
Más logros de Puigdemont: sigue manejando los tiempos y apurando los plazos, moviéndose en el margen de las semanas que quedan para que expire –el 22 de mayo– la actual legislatura catalana. Para Cataluña y para el conjunto de España los dos escenarios posibles –o gobierno efectivo en la Generalitat o nuevas elecciones– acarrean diferentes consecuencias y todas ellas importantes. Los plazos –y Puigdemont lo sabe– inciden sobre la posible aprobación de los Presupuestos e, incluso, sobre el proce- bazas para continuar la aventura iniciada en el 2012 y culminada en el 2017; sigue sin asumir que la maquinaria judicial es imparable; persiste en suponer –en parte con razón– que continúa teniendo oportunidades en el ámbito internacional y recursos de defensa en los procesos penales y, sobre todo, tiene tomada la medida al Gobierno y parasita la crisis política española con mucha eficiencia. No le importa en este momento ni la economía ni la cohesión social de Cataluña; no pretende otra negociación que no sea imponer su proyecto y, por lo tanto, su órdago es a la grande.
Mientras, en Madrid –en un clima de pesimismo– el Estado sigue reposando sobre las espaldas togadas que albergan la esperanza renovada en los últimos días de que la justicia alemana, con una parcial rectificación sobre la primera de sus resoluciones, remita a Puigdemont a Madrid por algo más grave que la malversación y ligeramente más leve que la rebelión. Si así no sucediese y Puigdemont provoca unas nuevas elecciones, el país en su conjunto se acercaría peligrosamente al caos político e institucional. Entre tanto, ETA pide un selectivo e inmoral perdón a sus víctimas y pretende convertir su anuncio de «desmovilización» el día 5 de mayo en una gran baza preelectoral para la izquierda aberzale.