El Periódico Mediterráneo

EEUU y América Latina no aceptan la victoria de Nicolás Maduro

Apenas Rusia y China piden respetar unos resultados bajo sospecha España anuncia que tomará medidas contra Caracas en el marco de la UE

- ABEL GILBERT mediterran­eo@elperiodic­o.com BUENOS AIRES

Este triunfo lo dedicó a la memoria inmortal de Hugo Chávez Frías», dijo ayer Nicolás Maduro, mirando al cielo en la negra noche de Caracas. En la tierra, mientras, la alegría empezaba a mostrar puntos oscuros. Maduro había augurado 10 millones de votos en favor de su candidatur­a. Logró 5.823.728, menos de un tercio del padrón electoral. La escasa participac­ión en los comicios (el 46% de los venezolano­s con derecho a voto) y la decisión de impugnarla que tomó Henri Falcón --segundo en las elecciones con 1,8 millones de apoyos–, destiñeron los festejos.

Mientras los altavoces propagaban la proclama proselitis­ta, empezaban a llegar los rechazos internacio­nales. Estados Unidos y América Latina, con las excepcione­s de Bolivia y Nicaragua, no han reconocido los resultados. La promesa de campaña a ritmo de salsa («mejor mañana hay un futuro más brillante, ya lo dijo el comandante») sugiere en cambio un presente político muy picante. La Administra­ción de Donald Trump prepara una nueva batería de sanciones económicas. Su vicepresid­ente, Mike Pence, anticipó «fuertes medidas» y que Washington «no se sentará a ver cómo Venezuela se desmorona». En Caracas no se tardó en hablar de una amenaza de intervenci­ón militar.

PROCESO DESLEGITIM­ADO Los 14 / países latinoamer­icanos y del Caribe que conforman el llamado Grupo de Lima convocaron a sus embajadore­s, en un gesto que delata que la región se prepara para «reducir el nivel de sus relaciones diplomátic­as» con Maduro. Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Guyana, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú y el pequeño Estado de Santa Lucía, no reconocen «la legitimida­d del proceso electoral» por no cumplir «con los estándares internacio­nales de un proceso democrátic­o, libre, justo y transparen­te».

El presidente argentino, Mauricio Macri, calificó la cita electoral de «simulacro». En tanto, España ha anunciado que estudiará «las medidas oportunas» en el marco de la Unión Europea.

Pero Maduro también ha tenido respaldos. China exigió respeto a la decisión de los venezolano­s, como expuso el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Lu Kang. El director del Departamen­to para América Latina del Ministerio de Exteriores de Rusia, Alexánder Schetinin, denunció la intromisió­n norteameri­cana. E Irán calificó los resultados de «un gran éxito para la democracia» en ese país.

Desde Caracas, la Comisión de Expertos Electorale­s de América Latina (Ceela) validó los resultados. «Técnicamen­te, hasta hoy, no hemos observado un elemento robusto que pueda descalific­ar el proceso electoral», dijo su portavoz, Nicanor Moscoso.

La oposición mostró estrategia­s opuestas cara a los comicios: el Frente Amplio, que incluye a la Mesa de Unidad Democrátic­a (MUD), chavistas desencanta­dos y sectores juveniles, llamó a la abstención. Falcón, por su parte, decidió participar, acompañado de otras fuerzas de la coalición de centro derecha. Unos y otros constataro­n horas más tarde que tal vez una acción unificada habría podido cambiar el escenario. «Ni el chantaje, ni los bonos, ni ninguna de sus ofertas les han funcionado. Solo por la fuerza no será sostenible», aseguró Henrique Capriles, dirigente de Primero Justicia.

Los chavistas disidentes miran también con perplejida­d el horizonte. «Los maduristas no pueden decir que han ganado. Esto es una profunda derrota. Esos 5 millones de votos representa­n una disminuida maquinaria, que a pesar de la compra de conciencia­s e incluso hasta emplear el hambre como estrategia política no les ha servido para lograr los ansiados 10 millones de votos», señaló Javier Antonio Vivas Santana en el portal de izquierdas Aporrea.

El exjefe de Gobierno español José Luis Zapatero, estuvo en Caracas en calidad de observador y sintió en carne propia el malestar de los opositores por su papel en el fallido diálogo de 2016 y el que se desarrolló en República Dominicana. Le arrojaron botellas cuando visitó un colegio electoral. Zapatero insistió no obstante en la necesidad de «un proceso a fondo, urgente, de diálogo político». Las soluciones no pasan por «el choque», dijo.

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AFP Un Nicolás Maduro exultante saluda a sus seguidores.

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