Adiós a una mujer ‘valenta’, luchadora y de gran corazón

Esther Agut

Hoy, desgraciadamente, despedimos a Esther, una mujer inundada de timidez, valiente y frágil a la vez y de un corazón extraordinario. Una gran empresaria, emprendedora y, sobre todo, luchadora, que tuvo dos grandes amores: su hijo, al que adoraba por encima de todo, por el que se desvivía, al que inculcó su pasión por el tenis.

Rober era su vida. El viernes mismo estuvimos hablando de él, del seu xiquet, una palabra que lo englobaba todo, cariño, amor, era su amigo, su confidente su todo, el seu xiquet... su ídolo... Y su otro gran amor, el seu Ximet, al que también adoraba, al que demostró su enorme amor haciendo que su vida girara alrededor de él. Según palabras de Ximo, ha sido su gran amiga, su compañera y lo mejor que le ha pasado en la vida.

Y luego su familia. Esther era muy familiar y hacía todo lo posible por mantenerlos cerca, los adoraba. Sus sobrinas eran parte de ella.

Y sus amigos... Los que tuvimos la suerte de conocerla sabíamos que su casa era nuestra casa, siempre dispuesta a organizar una comida, una cena, siempre acompañada de risas, unas risas que la definían como una persona encantadora, siempre pendiente de todo el mundo. Se preocupaba más del bienestar de los demás que del suyo propio.

Con ella he vivido cosas inolvidables y siempre estará en mi corazón porque era tan amiga de sus amigas que era imposible no quererla, adorarla y reírse con ella de las cosas bonitas de la vida.

Una palabra para definirla: valenta. Nos deja un ejemplo de vida y un gran vacío en el corazón. Una estrella que brillará cada noche en el cielo. ¡¡Te queremos!! Tu amiga que te adora.