EL PASADO, MUY PRESENTE, TRAE BELLEZA
>Durante el siglo XX este recinto, que ya no estaba destinado al culto católico, fue, sucesivamente, gimnasio para prácticas de esgrima y boxeo de jóvenes fascistas en los años 30 y 40, almacén de electrodomésticos y sanitarios e incluso aparcamiento de coches en sus zonas exteriores. En 2013 la adquirió Massimo al descubir en ella el lugar de sus sueños que había buscado durante décadas en La Toscana. “Siempre había querido una vivienda especial, no convencional. En Lucca hay preciosos apartamentos históricos pero, después de un tiempo, se convierten en algo aburrido. No he buscado una iglesia para vivir, sino que he encontrado allí precisamente lo que quería”, nos cuenta. Y esto es “tener muchos metros libres. Hay más lujo en un lugar como éste, con muchísimo espacio que no se utiliza, que en un precioso apartamento abarrotado de objetos. Me gustan las cosas que no tienen función ni uso”. Al tratarse de una iglesia italiana antigua, legalmente no podía ser dividida. De manera que el fotógrafo se enfrentó al desafío de reformar sin casi tocar, preservando la distribución original y la estética originales.