ALLEGRA MA SI TROPPO.
Una conversación entre mobiliario del siglo XX, importantes obras de arte y delicados textiles, orquestada con maestría en Chelsea por la diseñadora Allegra Hicks.
Una lección de estilo el que Allegra Hicks ha desplegado en su casa de Chelsea.
Vivir rodeado de obras de arte sin tener la sensación de estar en una galería, es todo un reto. Para lograr una armonía decorativa y una sensación de calidez, permitiendo que las obras tengan protagonismo, hace falta además de ojo y experiencia, un espacio propicio. Y en esta casa se reúnen las dos condiciones. Es una vivienda que, a pesar de estar ubicada en el londinense barrio de Chelsea, cuenta con unas dimensiones más que generosas (algo inusual en esta zona) y una abundancia de luz natural, que se cuela por los grandes ventanales que dan al jardín y por la parte acristalada del techo del salón. El propietario, un coleccionista de arte que prefiere mantener el anonimato, contó con la experiencia de la reconocida diseñadora textil Allegra Hicks. A partir de una arquitectura muy particular, obra de Tony Fretton, la creadora italiana se enfrentó al reto de conjugar arte y diseño y lograr espacios armoniosos. “Combinar obras de arte, mobiliario y textiles puede ser un todo un desafío pero me resultó muy divertido trabajar en torno a este concepto”, cuenta Allegra. “Lo más difícil a la hora de decorar esta casa fue el tamaño del salón, que tiene unas bellas proporciones pero es muy grande; así que lo que me propuse fue convertirlo en tres áreas diferenciadas pero conectadas entre sí”, matiza la diseñadora.
LÍNEAS RECTAS, VOLÚMENES QUE SON PURA ARQUITECTURA, DOMINIO DEL GRIS... UN BAÑO MUY ESPECIAL
> Poner de acuerdo los deseos del propietario y la creatividad de Allegra no resultó complicado. “Fue un proceso colaborativo, muy orgánico y sencillo”. El proyecto decorativo no partió de cero. “Aunque compramos algunas piezas, por ejemplo los sofás, muchos muebles y objetos pertenecían al propietario y ya estaban en la casa; lo que yo hice fue redistribuirlos”, precisa Allegra.
Pero para conseguir este estilo, que ella define como “moderno y ecléctico”, hizo mucho más. Diseñó elegantes alfombras de ricas texturas, algunas en tonos intensos y patrones llamativos, y otras en serenos colores y delicados trazos; vistió sofás, butacas, bancos, camas... con sus sofisticados textiles (algunos de ellos se bordaron en la India, como la colcha del dormitorio); armonizó con soltura mobiliario de los años 40, 60 y 70 con obras maestras firmadas por Anish Kapoor, Nobu Sekine, Bill Woodrow o Tarka Kings y con exquisitas piezas de arte hindú. Y, sobre todo, de manera sutil pero decidida, la diseñadora impregnó todo el proyecto con la sensibilidad que caracteriza sus creaciones. Puesto que el resultado decorativo es brillante, Allegra no se decide a la hora de elegir la zona de la casa que más le gusta: “Me encanta toda entera. El salón por la conversación entre arte y diseño, el dormitorio por la sensación delicada y femenina, y la sala de televisión por los vibrantes colores de la alfombra que diseñé para ese espacio”.