ESTADOS UNIDOS LONGWOOD
El arboretum que a comienzos del s. XX decidió salvar de la tala el industrial americano Pierre du Pont, acabó convirtiéndose en uno de los jardines más importantes de EE.UU., con una extensión de 436 ha en las que han trabajado innumerables paisajistas. En sus invernaderos, de los mayores del mundo, diseñados por Isabelle Greene y Roberto Burle Marx, 4.600 especies perpetúan la primavera en escenarios selváticos o desérticos. longwoodgardens.org
>O el de la solidificación del agua, que frena y calla al jardín. El canto de los pájaros resuena libre de las cúpulas de hojas, la hojarasca cruje bajo nuestras pisadas y el viento recorre las ramas silbando entre ellas. Ejemplifica esto a las mil maravillas uno de los más soberbios jardines hispanos, el de La Granja de San Ildefonso, que nadie podrá olvidar después de verlo recién nevado bajo el azul castellano.
También hay jardines tan serenos en su concepción que mantienen sus caracteres básicos inmutables a lo largo del año. Talladas sus formas en bojes o azaleas, ya estemos en Italia o Japón, se mantienen impertérritos bajo las diferentes luces, al igual que hacen sus pinos o sus encinas. Geometría o naturalismo impecablemente trazados en la italiana Villa Lante o en la japonesa Fundación Adachi, donde perdemos el sentido temporal ante un paisaje en el que la estabilidad de las formas es protagonista.
VEGETACIÓN A CUBIERTO En la constante pretensión humana de alterar el estado de las cosas, hay que destacar la creación de los invernaderos como jardines interiores donde cantar a la eterna primavera.
>Microclimas que nos permiten disfrutar de especies exóticas, floraciones perpetuas y aromas sensuales, tanto en invierno como en verano, bajo cielos de cristal y al abrigo de las inclemencias de la estación. Longwood, por ejemplo, sobresale por el tamaño de sus casas de vidrio. Un auténtico jardín de impresionantes dimensiones en una estación artificial.
Pero dada la diversidad y la alternancia estacional entre los hemisferios norte y sur, en nuestro planeta siempre habrá un lugar en primavera. Y para el que en invierno quiera seguir disfrutando de los encantos del jardín en su esplendor vegetativo, quedará el hemisferio sur o las latitudes ecuatoriales, en las que se invierte el ciclo estacional o impera la ausencia de los mismos. Es el caso de Inhotim, jungla amansada en tierras brasileñas, reserva natural, colección botánica y microcosmos jardinero, que mantiene la lujuria de lo verde en diálogo con el arte contemporáneo a lo largo de todo el año. Cinco jardines que nos muestran las diferentes caras del invierno y nos invitan a no olvidar a los hijos del Edén ni en la tríada invernal.