“EL LUGAR PERFECTO PARA REUNIR A LOS AMIGOS EN TORNO A UN RISOTTO”
>Pero no son sólo las añoranzas familiares las que consiguen que el director artístico de Molteni&c y Dada adore este maravilloso palacete. Su ubicación, sus proporciones y sus posibilidades para el juego decorativo fueron argumentos definitivos a la hora de decidir conservar la vivienda e instalarse en ella. “Desde que puedo recordar he estado enamorado de esta casa porque su balance perfecto de luz, proporciones, atmósfera y colores me permite estar en un estado creativo permanente”, explica Nicola Gallizia. El proyecto de remodelación le llevó varios años; fue un proceso tranquilo y meditado para lograr combinar la herencia antigua con la concepción actual del diseño y obtener lo mejor de cada época destilado en un resultado muy personal. Y así, entre los muros centenarios desfilan nombres del mundo del arte contemporáneo como Man Ray, Ernesto Canepa Chris Levine o Bill&hells y grandes del diseño como Ettore Sottsass, los Eames, Ron Gilad, Jasper Morrison, los Bouroullec... en una sucesión de mezclas armónicas y sorprendentes.
Mezclas que funcionan. Sobre una cómoda taraceada del s. XVIII, lámpara Nesso, de Artemide; pareja de jarrones- escultura del artista Massimo Campigli, y pintura antigua perteneciente a la familia. Sobriedad intencionada. En el dormitorio, sobre el cabecero, colección de grabados del siglo XVIII; lamparitas de mesilla: China, de Gallizia para Penta, y Naska, de Fontanaarte. Terreno ganado. Esta habitación se consiguió del granero y se conservó el suelo de terracotta y las vigas vistas. En torno a la cama de barco del s. XVIII, estilo Luigi Filippo, maqueta original del Duomo de Milán, y lámpara Potence, de los años 50, de Jean Prouvé para Vitra, modificada.
>Piezas editadas y prototipos del propio Nicola Gallizia completan la exquisita selección de piezas. El gran reto fue cómo conseguir que este mix de objetos, estilos y épocas funcionase de manera aparentemente natural. “Mi idea fue crear un tipo de puente invisible que conecta suavemente la historia de la arquitectura italiana y la época actual”, comenta Nicola. Sin duda, su dilatada experiencia como director artístico de reconocidas firmas jugó a su favor. Cada estancia del palacete tiene su encanto pero la cocina, una habitación abovedada y con una gran mesa que recuerda a los refectorios monacales, es el verdadero corazón de la casa, con sus alacenas antiguas, soperas biscuit, menaje tradicional de cristal... combinado con equipamiento high-tech de acero inoxidable. Nicola siente verdadera pasión por la gastronomía y ejerce de chef con su gente: “Esta cocina es el lugar perfecto para reunir a los amigos en torno a un delicioso risotto aromatizado con trufa blanca local”, apunta. Historia, diseño, naturaleza, delicias de la zona... ¿qué más se puede pedir?