UNA AUSTERIDAD BUSCADA QUE EN EL DORMITORIO SE CONVIERTE EN LUJO
>Vaciaron por completo el edificio dejándolo solo en la estructura, revistieron los suelos con cemento pulido, restauraron las vigas y columnas de madera, construyeron una mezzanine -entreplanta- (que alberga cuatro dormitorios, un baño de invitados, una zona de trabajo y otra de billar) con madera contrachapada... y lo más espectacular: sustituyeron la fachada posterior de piedra por una impresionante cristalera de 16x6 m. Para la decoración, Françoise trabajó con Stephane Quatresous, interiorista y propietario de la tienda parisina Atelier 154, para conseguir un estilo muy personal, un equilibrado mix de moderno y clásico con toques industriales y country. “He optado por elegir piezas de segunda mano de los 60, muebles que ya tenían una pátina y transmitían una sensación acogedora. Quiero que mi familia y amigos se relajen cuando me visiten y no preocuparme de si están o no alterando la decoración”, cuenta Françoise. Y así, estos 400 m2 que, debido a las dimensiones del tejado a dos aguas, no se aprecian con claridad hasta que uno no entra en la vivienda, se convirtieron en el paraíso soñado por Françoise, un maravilloso refugio en el campo con alma rural y actitud urbana. La calidez rústica es la tónica de los dormitorios instalados en la mezzanine. La lámpara negra, un diseño italiano, y la silla de mimbre de los 60 se compraron en mercadillos. Va de carambolas. Una de las áreas de la entreplanta se destinó para jugar al billar. Las sillas son de mercadillo y tiendas vintage, y la lámpara negra es de Atelier 154. Un momento zen. La simplicidad de estilo y materiales en el baño crean una atmósfera muy relajada.