EL FRESCO YOUNG POWER
Apuestas de futuro y talento no contaminado, los artistas emergentes nos seducen por su frescura y porque adelantan lo que viene. Los galeristas Dapefe y Davide Ridenti nos descubren cinco nombres que ya despuntan en los circuitos mundiales.
JULIO FALAGÁN
(Valladolid, 1979). Su mirada irreverente echa mano del collage, de la pintura y de intervenciones sobre objetos cotidianos para cuestionar el poder. Dapefe y Davide le describen como “un cronista de su tiempo, que recoge la tradición de las bellas artes al servicio de la ironía y el humor”. Además de hacer una “fuerte crítica social y política, cuestiona el mercado, la autoría y el valor de las obras de arte”, afirman. Coge trabajos de otros autores, desde piezas de mercadillo a otras de subastas, las corta, descompone y une para crear una obra nueva.
2 STÉPHANE THIDET
(París, 1974). Coquetea con el vídeo, la escultura, la performance, la instalación, con lenguajes sonoros y visuales. En su obra “FromwaldentospaceChapterii/thehut”,a la izda, (imagen cortesía de la Galerie Laurence Bernard), una escultura habitable de madera y música electrónica hacen referencia al aislamiento y la autonomía. “Su obra trasciende su persona, no se contempla, sino que te enfrentas a ella, y este enfrentamiento hace que se muevan los convencionalismos“, explican los dos galeristas Dapefe y Davide.
emergentes
(Múnich, 1974). Hijo de un físico, este artista, que vive y trabaja en Berlín, recurre a materiales simples, como tablones de madera, tubos de luz fluorescente, piezas halladas en mercadillos, etc., para crear intrincadas instalaciones que son metáfora de teorías y conceptos propios de la astronomía, la física, la cosmología, y que también dan pie a las preguntas esenciales de la existencia humana. Arriba, Agujeronegro(cygnusx-1) que se exhibió en el Matadero Madrid. “Es casi como un demiurgo, pero más mágico aún porque lleva elementos sencillos y cotidianos a su propio mundo, y los contamina creando un nuevo elemento que pasa a tener alma”, sentencian.
(Buenos Aires, 1981). El color, la materia, el movimiento y el tiempo son los grandes temas de esta argentina que ha desarrollado una técnica para tratar la pintura en sí misma, independientemente de una pared o marco. “Su evolución ha sido enorme y es esto lo que hace que no le quitemos el ojo de encima. Trabaja el color y la materia con un componente brutalista, obteniendo piezas potentes y muy delicadas, de fuerte intensidad”, afirman.
(Cuzco, 1976). Vive y trabaja entre Nueva York y Perú. En sus impactantes instalaciones, vídeos y esculturas emplea diversos materiales desechados, como trozos de neumáticos, libros usados, latas vacías, materiales de construcción de edificios, trozos de barco... para explorar temas como la urbe, la transformación, la regeneración, la existencia nómada... “Un nombre indispensable. Lo que más nos interesa de él es su capacidad para trabajar con conceptos muy complejos, que él materializa en obras que no son meros fetiches de estas ideas, sino piezas con fuerza y entidad propia”.
“Ser calificado de emergente es un término peligroso para un artista. Te ayuda al principio, pero luego te pesa demasiado si no te desprendes de él”