ARTE ACTUAL Y PIEZAS VINTAGE SE HACEN SITIO ENTRE MUROS CENTENARIOS
Queremos revisitar el clasicismo, enfrentar elementos obligándoles a vivir juntos, a cambiar, jugar con sus formas y sus colores, para hacer que broten recuerdos y crear así un “efecto memoria”. Inspirándonos en la historia del espacio o imaginándola en su conjunto, nuestros proyectos se apoyan, sobre todo, en el respeto por la arquitectura y en el cuidado por los detalles”. Con estas palabras describe Didier Benderli, el decorador responsable del estudio Kerylos Interieurs, su plan de ataque al enfrentarse a un nuevo trabajo. Un buen ejemplo de ello es la renovación que ha llevado a cabo del interior de un castillo situado en la céntrica región natural gala de Sologne. Algunas fltraciones de agua y unos problemas técnicos obligaron a realizar una restauración minuciosa del edifcio principal, que data del siglo XVI, y de las dos alas añadidas durante el siglo XIX. Los trabajos duraron ocho años y, además de recuperar los elementos originales de la construcción, se retiraron las contraventanas que ocultaban la fachada y tuvo que sustituirse la pizarra de las cubiertas por tejas tradicionales. Una vez resuelta la parte técnica, y con la segunda generación de propietarios, llegó el momento de la decoración. La larga relación que se estableció entre Benderli y el dueño, un coleccionista y apasionado por las piezas de diseño, logró que se entendieran a la perfección, y que ambos estuvieran de acuerdo en dejar que las obras de creadores icónicos del siglo XX se hicieran con el control de los espacios centenarios, desplazando a los muebles del siglo XVIII que hasta entonces dominaban. Los mercados de pulgas, las casas de subastas y las tiendas anticuarios especializados, como Florence Lopez y Jean-françois Blanchetti, fueron los lugares perfectos para reclutar las nuevas piezas. Cada una se seleccionó teniendo en mente el lugar exacto que ocuparía y buscando que su forma, color y materiales fueran coherentes con el espacio, el edifcio y su historia, logrando que épocas tan dispares convivieran en armonía. Los cómplices de este “golpe de Estado” decorativo han sido las obras de arte de creadores contemporáneos y los muebles de diseñadores del pasado siglo, entre los que destacan Alvar Aalto, Poul Henningsen, Carlo de Carli, Claude Lalanne, Vladimir Kagan, Paul Mccobb, Franco Albini, los hermanos Campana o Gio Ponti. Este último, además, ha sido la fuente de inspiración para decorar uno de los dormitorios, en el que Benderli pintó el suelo con un patrón geométrico que recuerda a los azulejos del italiano y las paredes con el azul tan característico que usaba en sus proyectos. El resultado fnal es tan clásico como actual, tan palaciego y elegante como acogedor y funcional. Una revolución estética pacífca.