U
n pied-à-terre supone un reencuentro con un lugar en el que no vivimos habitualmente, pero que nos resulta inspirador. Así es el piso en Beirut de la diseñadora de interiores libanesa Claudia Skaf, un sitio en el que siente la agradable sensación de “volver a casa” cada vez que cruza su hall de entrada después de un vuelo desde Londres, donde reside actualmente. Pero esto no ha ocurrido por casualidad, este efecto nido ha sido buscado cuidadosamente por ella al impregnar cada rincón de su propia esencia y estilo. El resultado de este empeño son atmósferas sofsticadas, compuestas de materiales nobles, piezas artesanas, como unas llamativas lámparas de mimbre tailandesas, tejidos africanos, textiles indios, y muebles y objetos con signifcado.
Todo empezó cuando ella y su marido decidieron comprar sobre plano este apartamento en la séptima planta de un edificio proyectado por el arquitecto libanés Youssef Haidar, situado en el distrito de Gemmayzeh, en el barrio cristiano de la capital libanesa. Les sedujeron varias cosas: sus altísimos techos (de 3,4 m), sus interiores acristalados, la terraza con vistas al skyline de Beirut, la tranquilidad del entorno (enfrente tienen el jardín de una comunidad de monjes maronitas, garantía de paz y bonitas vistas).
Además de la calma, otros aspectos vitales para Claudia eran conseguir una total fuidez entre los distintos ambientes y una estética que conectara con el carácter libanés del espacio. La propietaria encargó el diseño de interiores a los hermanos Michèle y Georges Maria, del estudio de arquitectura de interiores Mariagroup. “Ambos tienen una aguda visión para encontrar los detalles que hacen la diferencia”, nos cuenta Claudia. “Y han dado también un auténtico toque libanés al apartamento. Era muy importante para mí el sentido de lugar. No quería tener la impresión de estar en Hong Kong, en París o en cualquier otro lugar”, añade. Entre los toques autóctonos que introdujeron destacan los azulejos de cemento con preciosos estampados tradicionales de Blattchaya, una frma local creada por el suegro de Michèle Maria en los años 70.
Los interioristas optaron por dejar un gran espacio abierto en el que se integraron holgadamente un salón, un estar y un comedor. Dejaron las paredes de cemento visto en una apuesta por la estética contemporánea. En la gran estancia conviven muebles contemporáneos y también piezas vintage, como el sofá blanco de Vladimir Kagan, la daybed diseñada por Dick Cordemeijer, la lámpara con forma de hoja diseñada por Tomasso Barbi, todas ellas encontradas por la propietaria en Gabriel & Guillaume, la galería pop-up de artes decorativas que Nancy Gabriel y Guillaume Excofer han creado en Beirut.