EXUBERANTE
Texturas ricas y brillantes, prints de gran tamaño de inspiración natural y piezas con alma para recrear el espíritu de la casa “Chic barroco”.
“UN CHALET EN LOS ALPES DEBE EXPRESAR CALIDEZ Y TRADICIÓN”, AFIRMA LA INTERIORISTA
Aunar tradición y modernidad en un paraje natural tan soberbio como el valle de Engadine, en los Alpes suizos, es un reto imponente. A él se enfrentaron los arquitectos del estudio romano Lazzarini y Pickering con tanto respeto como éxito. Las estrictas limitaciones urbanísticas de la zona para construir en altura condicionaban considerablemente los deseos de los propietarios de tener un chalet espacioso y moderno. Superaron el desafío y el resultado es una vivienda con varias plantas subterráneas repleta de encanto alpino y que incorpora materiales poco usuales en construcciones de montaña. “Éste fue un proyecto muy importante para nosotros. Queríamos crear un lugar que refejara la visión de los propietarios, pero que al mismo tiempo respetara el contexto arquitectónico local”, cuenta Carl Pickering. “De hecho, logramos utilizar las restrictivas normas de construcción convirtiéndolas en soluciones arquitectónicas, y todo el proyecto es una reinterpretación creativa y contemporánea de la arquitectura típica local. Las ventanas inclinadas que están enmarcadas en acero son un ejemplo”, continúa. Los espacios subterráneos están diseñados de forma tradicional con muros y bóvedas de mampostería local, pero de una manera que crea una sensación de intimidad y aporta luz natural a través de los tragaluces. “La idea era crear espacios bajo tierra que no se parecieran a un búnker porque esa no es en absoluto la sensación que se desea en una casa de Engadine”, explica Claudio Lazzarini. En las plantas sobre el nivel del suelo, la típica construcción de madera de un chalet suizo ha sido reinterpretada utilizando vidrio para las paredes, de modo que el interior se conecta con el paisaje natural exterior. Los balcones están diseñados como un espacio íntimo, pero también como una forma de encuadrar las magníficas panorámicas. “Cuando se vive en un lugar con muchas vistas hermosas, se corre el riesgo de volverse inmune a ellas”, dice Pickering, “por lo que enmarcar una parte específica las hace más especiales”. El chalet sigue la pendiente natural de la colina. Construido en seis niveles, el dormitorio principal, el salón y el estudio están sobre el nivel del suelo, y la cocina, el comedor, las habitaciones de invitados y la piscina son subterráneos. Para producir un aspecto general armonioso, la interiorista Michela Curetti diseñó la escalera, los baños, el mobiliario... utilizando los materiales que se habían incluido en la construcción. “El objetivo era crear un ambiente acogedor, cálido y confortable”, explica Michela. “La combinación del pino cepillado y el mobiliario tradicional con la arquitectura contemporánea ayudaron a lograr el resultado solicitado por los propietarios”. Michela aportó un toque femenino a la estructura masculina añadiendo tejidos de cuadros, motivos florales de colores cálidos y mobiliario acolchado. “Para mí, un chalet en los Alpes debe expresar calidez y tradición y ser un lugar de convivencia para compartir con amigos y familiares”, añade. El proyecto ha logrado ese objetivo. “Esta casa combina elementos naturales e íntimos: en la superficie uno se siente como si viviera en el bosque, mientras que el espacio subterráneo con su piscina y áreas de relajación aporta una sensación de intimidad acogedora”, concluye Pickering.