ARQUITECTURA. El apartamento- taller de Le Corbusier en París reabre tras dos años de cuidada rehabilitación.
Espacio, luz y jard’n sobre el tejado: el apartamento- taller parisino donde vivi— Le Corbusier más de 30 a–os, resume sus teor’as sobre la nueva arquitectura. Ante el peligro de su desaparici—n, el arquitecto François Chatillon ha dedicado dos a–os a su cuidadosa restauraci—n para salvarlo.
Clasificado Monumento Histórico en 1972, el apartamento-taller de Le Corbusier está en la parte superior del edificio Molitor, en la frontera entre París y Boulogne, y fue inscrito en 2016 por la UNESCO, al mismo tiempo que otras dieciséis obras suyas, como Patrimonio Mundial de la Humanidad. Realizado en 1934 con Pierre Jeanneret, su primo y socio, tiene una ubicación única -vistas al Bois de Boulogne, cerca de los estadios Jean-bouin y Roland- Garros, del velódromo del Parc des Princes, entre pistas de tenis, piscina, pistas de carreras...-, el edificio de siete alturas ofrecía una quincena de viviendas en venta o alquiler. Le Corbusier se había reservado el último piso, coronado por una terraza donde había pensado crear un frondoso jardín. Deja su exiguo hogar de Saint- Germain-desPrés, donde había vivido diecisiete años, para instalarse con su mujer, la ex modelo Yvonne, en este espacio de casi 240 m2. Él escribió a su madre: “Hemos vivido durante quince días bajo nuevas condiciones milagrosas: una vivienda que es celestial porque todo es cielo y luz, espacio y simplicidad.”. Sin embargo, el promotor se declaró en quiebra y tendrá que realizar un largo procedimiento para conservar su propiedad que no se le llegaría a reconocer hasta 1949.
NADIE CONSTRUÍA COMO ÉL
Se distinguía claramente de las magníficas casas de sus contemporáneos -Francis Jourdain, Maurice Dufresne, René Drouin, Pierre Chareau-, y su refugio era una verdadera “máquina para vivir”, por su volumen y sus ingeniosos diseños. Gracias a dos particiones giratorias, las salas de estar se separaban del atelier.
Su estilo se distinguía claramente de las magníficas casas de sus contemporáneos, entre ellos, Francis Jourdain, Maurice Dufresne, René Drouin o Pierre Chareau.
Este espacio cuenta con iluminación transversal, techos abovedados y paredes de piedra vista, escenario ideal para que Le Corbusier se dedicara a pintar, de modo que solo iba a su oficina en la rue de Sèvres por la tarde. Las losetas de gres cerámico, muy baratas, presentes en todas las estancias, unificaban todo. “Amo esta pobreza, decía en un programa de radio en 1951, que da dignidad al resto de cosas: no me gustan los materiales ricos pero amo las ideas ricas”. Por ejemplo, en el saloncito, se disimula con audacia la maquinaria del ascensor en un cajón hidráulico insonorizado, transformado en expositor para parte de su colección, conchas, minerales, trozos de madera, máscaras antiguas, objetos naïfs o regalos de sus amigos artistas. Antes decorado con una escultura de Jacques Lipchitz, pinturas suyas y de Fernand Léger, el comedor, también abovedado, aún conserva sus sillas Thonet y su mesa de mármol, similar a la que diseñó para la Cité Universitaire.
“Me gusta esa pobreza que aporta dignidad a todas las otras cosas: no me gustan los materiales ricos pero amo las ideas ricas”, Le Corbusier.
Para la reforma de la casa, François Chatillon, en vez de remitirse a la fecha de construcción, prefirió inspirarse en fotografías en color fechadas en la época en que murió Le Corbusier.
En la cocina, Charlotte Perriand diseñó muebles integrados que sirven a la vez como superfcie de trabajo, de pasaplatos o almacenamiento. Nula intimidad para los baños, que se abren libremente a la habitación. Destaca un armario-vestidor sobre ruedas, adosado a la puerta y que pivota con ella, y también una cama anormalmente alta que permite admirar la vista por encima de la barandilla del balcón. Heredada por la Fundación Le Corbusier, tras la muerte del arquitecto en 1965, el apartamento fue alquilado, desde 1973 hasta 1991, a André Wogenscky, su fel mano derecha, para montar su agencia. El mobiliario fue entonces trasladado a los almacenes y, posteriormente, se emprendieron algunas renovaciones.
PROBLEMAS DE IMPERMEABILIDAD
Esto no fue sufciente porque el impermeabilizado defectuoso ya había causado numerosos daños. Entonces, se decidió una restauración de envergadura, bajo la dirección del arquitecto François Chatillon, responsable de grandes proyectos, como el castillo de Voltaire en Ferney, el Museo Carnavalet y del Grand Palais.
Al arquitecto, en lugar de revertir el apartamento al estado original de 1934, le pareció más pertinente elegir la última revisión de Le Corbusier, documentada por fotografías en color. De este modo, bajo su dirección y gracias a sondeos muy minuciosos, un reconocido equipo de especialistas en madera, pintura y metal han puesto mucho cuidado en mantener los trazos y las vacilaciones de aquel que hace cincuenta años antes después de su muerte, continúa influyendo a los arquitectos de nuestro tiempo.
24, ru en unges ser-et-coli. par is. visitas guiadas previa cita ( reservation @fondation le cor bu si er. fry tel .0033014288 7572). Para leer, les mul tiples vi es del’ ap par temen t-atelier le corb usier, par franz graf et giu lia marino.
La cama, anormalmente alta, permite admirar las vistas por encima de la barandilla del balcón