ELLE Decoration (Spain)

ARQUITECTU­RA. El apartament­o- taller de Le Corbusier en París reabre tras dos años de cuidada rehabilita­ción.

- POR PHILIPPE SEULLIET/ BEATRIZ FABIÁN. FOTOS: GUILLAUME DE LAUBIER.

Espacio, luz y jard’n sobre el tejado: el apartament­o- taller parisino donde vivi— Le Corbusier más de 30 a–os, resume sus teor’as sobre la nueva arquitectu­ra. Ante el peligro de su desaparici—n, el arquitecto François Chatillon ha dedicado dos a–os a su cuidadosa restauraci—n para salvarlo.

Clasificad­o Monumento Histórico en 1972, el apartament­o-taller de Le Corbusier está en la parte superior del edificio Molitor, en la frontera entre París y Boulogne, y fue inscrito en 2016 por la UNESCO, al mismo tiempo que otras dieciséis obras suyas, como Patrimonio Mundial de la Humanidad. Realizado en 1934 con Pierre Jeanneret, su primo y socio, tiene una ubicación única -vistas al Bois de Boulogne, cerca de los estadios Jean-bouin y Roland- Garros, del velódromo del Parc des Princes, entre pistas de tenis, piscina, pistas de carreras...-, el edificio de siete alturas ofrecía una quincena de viviendas en venta o alquiler. Le Corbusier se había reservado el último piso, coronado por una terraza donde había pensado crear un frondoso jardín. Deja su exiguo hogar de Saint- Germain-desPrés, donde había vivido diecisiete años, para instalarse con su mujer, la ex modelo Yvonne, en este espacio de casi 240 m2. Él escribió a su madre: “Hemos vivido durante quince días bajo nuevas condicione­s milagrosas: una vivienda que es celestial porque todo es cielo y luz, espacio y simplicida­d.”. Sin embargo, el promotor se declaró en quiebra y tendrá que realizar un largo procedimie­nto para conservar su propiedad que no se le llegaría a reconocer hasta 1949.

NADIE CONSTRUÍA COMO ÉL

Se distinguía claramente de las magníficas casas de sus contemporá­neos -Francis Jourdain, Maurice Dufresne, René Drouin, Pierre Chareau-, y su refugio era una verdadera “máquina para vivir”, por su volumen y sus ingeniosos diseños. Gracias a dos particione­s giratorias, las salas de estar se separaban del atelier.

Su estilo se distinguía claramente de las magníficas casas de sus contemporá­neos, entre ellos, Francis Jourdain, Maurice Dufresne, René Drouin o Pierre Chareau.

Este espacio cuenta con iluminació­n transversa­l, techos abovedados y paredes de piedra vista, escenario ideal para que Le Corbusier se dedicara a pintar, de modo que solo iba a su oficina en la rue de Sèvres por la tarde. Las losetas de gres cerámico, muy baratas, presentes en todas las estancias, unificaban todo. “Amo esta pobreza, decía en un programa de radio en 1951, que da dignidad al resto de cosas: no me gustan los materiales ricos pero amo las ideas ricas”. Por ejemplo, en el saloncito, se disimula con audacia la maquinaria del ascensor en un cajón hidráulico insonoriza­do, transforma­do en expositor para parte de su colección, conchas, minerales, trozos de madera, máscaras antiguas, objetos naïfs o regalos de sus amigos artistas. Antes decorado con una escultura de Jacques Lipchitz, pinturas suyas y de Fernand Léger, el comedor, también abovedado, aún conserva sus sillas Thonet y su mesa de mármol, similar a la que diseñó para la Cité Universita­ire.

“Me gusta esa pobreza que aporta dignidad a todas las otras cosas: no me gustan los materiales ricos pero amo las ideas ricas”, Le Corbusier.

Para la reforma de la casa, François Chatillon, en vez de remitirse a la fecha de construcci­ón, prefirió inspirarse en fotografía­s en color fechadas en la época en que murió Le Corbusier.

En la cocina, Charlotte Perriand diseñó muebles integrados que sirven a la vez como superfcie de trabajo, de pasaplatos o almacenami­ento. Nula intimidad para los baños, que se abren libremente a la habitación. Destaca un armario-vestidor sobre ruedas, adosado a la puerta y que pivota con ella, y también una cama anormalmen­te alta que permite admirar la vista por encima de la barandilla del balcón. Heredada por la Fundación Le Corbusier, tras la muerte del arquitecto en 1965, el apartament­o fue alquilado, desde 1973 hasta 1991, a André Wogenscky, su fel mano derecha, para montar su agencia. El mobiliario fue entonces trasladado a los almacenes y, posteriorm­ente, se emprendier­on algunas renovacion­es.

PROBLEMAS DE IMPERMEABI­LIDAD

Esto no fue sufciente porque el impermeabi­lizado defectuoso ya había causado numerosos daños. Entonces, se decidió una restauraci­ón de envergadur­a, bajo la dirección del arquitecto François Chatillon, responsabl­e de grandes proyectos, como el castillo de Voltaire en Ferney, el Museo Carnavalet y del Grand Palais.

Al arquitecto, en lugar de revertir el apartament­o al estado original de 1934, le pareció más pertinente elegir la última revisión de Le Corbusier, documentad­a por fotografía­s en color. De este modo, bajo su dirección y gracias a sondeos muy minuciosos, un reconocido equipo de especialis­tas en madera, pintura y metal han puesto mucho cuidado en mantener los trazos y las vacilacion­es de aquel que hace cincuenta años antes después de su muerte, continúa influyendo a los arquitecto­s de nuestro tiempo.

24, ru en unges ser-et-coli. par is. visitas guiadas previa cita ( reservatio­n @fondation le cor bu si er. fry tel .0033014288 7572). Para leer, les mul tiples vi es del’ ap par temen t-atelier le corb usier, par franz graf et giu lia marino.

La cama, anormalmen­te alta, permite admirar las vistas por encima de la barandilla del balcón

 ??  ?? En la prolongaci­ón del taller, primer plano de la mesa de despacho de Le Corbusier donde almacenaba papeles. Abierto sobre ella, el libro Elpoemadel­ángulorect­o, publicado en 1955. La foto muestra el gran desorden que reinaba en el taller del maestro que fue campeón del purismo.
En la prolongaci­ón del taller, primer plano de la mesa de despacho de Le Corbusier donde almacenaba papeles. Abierto sobre ella, el libro Elpoemadel­ángulorect­o, publicado en 1955. La foto muestra el gran desorden que reinaba en el taller del maestro que fue campeón del purismo.
 ??  ?? El salón en los años 30 (arriba, izquierda); en el centro, alfombra de cuero de vaca de la pampa argentina y prototipo del sillón Grandconfo­rt, de Le Corbusier, Charlotte Perriand y Pierre Jeanneret. En la entrada (arriba), la escalera helicoidal, con su rampa de forma orgánica que sube al quiosco verde del jardín, a la habitación de invitados y al tejado-terraza.
El salón en los años 30 (arriba, izquierda); en el centro, alfombra de cuero de vaca de la pampa argentina y prototipo del sillón Grandconfo­rt, de Le Corbusier, Charlotte Perriand y Pierre Jeanneret. En la entrada (arriba), la escalera helicoidal, con su rampa de forma orgánica que sube al quiosco verde del jardín, a la habitación de invitados y al tejado-terraza.
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 ??  ?? Perspectiv­a del salón en la actualidad. El volumen que deja oculta la maquinaria del ascensor servía para exponer objetos que el arquitecto colecciona­ba: conchas, trozos de madera e, incluso, un prototipo de su célebre asiento LC3, que encuentra su réplica apoyada en la pared. En el suelo, a sus pies, alfombra de piel de potro.
Perspectiv­a del salón en la actualidad. El volumen que deja oculta la maquinaria del ascensor servía para exponer objetos que el arquitecto colecciona­ba: conchas, trozos de madera e, incluso, un prototipo de su célebre asiento LC3, que encuentra su réplica apoyada en la pared. En el suelo, a sus pies, alfombra de piel de potro.
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 ??  ?? Diseño propio. El sofá de tres plazas, el sillón basculante LC1 (Cassina), la mesa baja en forma de corte de tronco de árbol y el aplique (Nemo Lighting) son de Le Corbusier. Al fondo, dos paneles pivotantes a ambos lados del vestíbulo de entrada permiten aislar, el taller de pintura y la parte privada, cuando hay visita. El salón en los años 60, (abajo, izquierda), con el canapé LC5 y la escultura de Jacques Lipchitz. Y..., en 1965. Abajo, con paredes bicolor y luz cenital. Silla de Thonet, cuadro de Le Corbusier (1919) y escultura de Henri Laurens en el nicho.
Diseño propio. El sofá de tres plazas, el sillón basculante LC1 (Cassina), la mesa baja en forma de corte de tronco de árbol y el aplique (Nemo Lighting) son de Le Corbusier. Al fondo, dos paneles pivotantes a ambos lados del vestíbulo de entrada permiten aislar, el taller de pintura y la parte privada, cuando hay visita. El salón en los años 60, (abajo, izquierda), con el canapé LC5 y la escultura de Jacques Lipchitz. Y..., en 1965. Abajo, con paredes bicolor y luz cenital. Silla de Thonet, cuadro de Le Corbusier (1919) y escultura de Henri Laurens en el nicho.
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 ??  ?? El comedor está amueblado con sillas Thonet y una mesa de mármol diseñada por Le Corbusier. Al fondo, integrado en el ventanal acristalad­o, nicho de vidrios de colores, creado por el arquitecto unos meses antes de su muerte.
El comedor está amueblado con sillas Thonet y una mesa de mármol diseñada por Le Corbusier. Al fondo, integrado en el ventanal acristalad­o, nicho de vidrios de colores, creado por el arquitecto unos meses antes de su muerte.
 ??  ?? Iluminado transversa­lmente por los vanos acristalad­os de las dos fachadas del edificio, el taller era tan luminoso como difícil de vivir en verano por el calor. Bajo la gran bóveda blanca de casi 6 m de ancho, 12 m de largo y 3,50 m de alto, Le Corbusier conservó en bruto el tabique de mamposterí­a del inmueble colindante que encontraba “admirable”. Taburetes- cubo de castaño, creados en 1952 para la cabaña de Roquebrune (Cassina), proyectore­s concebidos en 1954 para el Tribunal Superior de Chandigarh (Nemo Lightning) y cuadro- collage de él mismo (Galería Zlotowski).
Iluminado transversa­lmente por los vanos acristalad­os de las dos fachadas del edificio, el taller era tan luminoso como difícil de vivir en verano por el calor. Bajo la gran bóveda blanca de casi 6 m de ancho, 12 m de largo y 3,50 m de alto, Le Corbusier conservó en bruto el tabique de mamposterí­a del inmueble colindante que encontraba “admirable”. Taburetes- cubo de castaño, creados en 1952 para la cabaña de Roquebrune (Cassina), proyectore­s concebidos en 1954 para el Tribunal Superior de Chandigarh (Nemo Lightning) y cuadro- collage de él mismo (Galería Zlotowski).
 ??  ?? Vista del apartament­o- taller desde la entrada. Se recorta a contraluz una escultura de Jacques Lipchitz. Al fondo, el luminoso comedor con techo abovedado y sillería Thonet. Estas imágenes de archivo han sido clave para reconstrui­r fielmente todas las estancias.
Vista del apartament­o- taller desde la entrada. Se recorta a contraluz una escultura de Jacques Lipchitz. Al fondo, el luminoso comedor con techo abovedado y sillería Thonet. Estas imágenes de archivo han sido clave para reconstrui­r fielmente todas las estancias.
 ??  ?? Sin ningún tipo de protección frente a las miradas, el baño de su esposa Yvonne, que al principio se enojó por dejar a sus amigos de Saint- Germain- desPrés, acabó por habituarse a su nuevo apartament­o. El tocador en madera, el espejo y el estante están adosados al tabique divisorio que oculta el inodoro.
Sin ningún tipo de protección frente a las miradas, el baño de su esposa Yvonne, que al principio se enojó por dejar a sus amigos de Saint- Germain- desPrés, acabó por habituarse a su nuevo apartament­o. El tocador en madera, el espejo y el estante están adosados al tabique divisorio que oculta el inodoro.
 ??  ?? En el baño de Le Corbusier (arriba), las formas orgánicas de la ducha replican la curva del techo. En el nicho de la pared, jarra de Anatolia en terracota gris, que antes presidía la chimenea de su hogar en la calle Jacob, en Saint- Germain- des- Prés. La policromía de la habitación es muy marcada como en la sala de estar. Originalme­nte, había un tapiz de Salubra azul y rojo que eliminó el paso del tiempo. Las lámparas de cabecera se han sustituido por un único punto de luz.
En el baño de Le Corbusier (arriba), las formas orgánicas de la ducha replican la curva del techo. En el nicho de la pared, jarra de Anatolia en terracota gris, que antes presidía la chimenea de su hogar en la calle Jacob, en Saint- Germain- des- Prés. La policromía de la habitación es muy marcada como en la sala de estar. Originalme­nte, había un tapiz de Salubra azul y rojo que eliminó el paso del tiempo. Las lámparas de cabecera se han sustituido por un único punto de luz.
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