VUELTA A LA EXCELENCIA
La interiorista Belén Domecq devuelve alma y esplendor a una casa madrileña de comienzos del siglo XX, en un proyecto en el que dialogan con maestría lo clásico y lo contemporáneo.
l mundo se divide entre los que se acomodan en su zona de confort y los que no temen al riesgo ni a los retos que les ponen a prueba. Entre estos últimos está Belén Domecq, arquitecta de interiores líder de Grupo Cosmic. En 2014 recibió una oferta que suponía un desafío: devolver el esplendor arquitectónico clásico a una casa señorial construida en 1914 por el arquitecto catalán Alberto Fitz y López en el barrio de Salamanca de Madrid. A lo largo del siglo XX y tras pasar por varias manos que, a su vez, la habían modifcado, la vivienda había ido perdiendo los elementos de su arquitectura original. Sus actuales propietarios compraron la casa que entonces albergaba unas ofcinas, y encargaron a Domecq que recuperara su esencia clásica y su refnamiento, y la convirtiera en un lugar apropiado para la vida de una familia del s. XXI. La interiorista contó con un gran aliado: el arquitecto y catedrático de Historia General del Arte, experto en arquitectura clásica, Rafael Manzano Martos, quien le asesoró de muchas maneras. Por ejemplo, guiándole para recuperar los planos
históricos del proyecto original, que dormitaban en los archivos de urbanismo del Ayuntamiento de Madrid. Además, la experiencia de Manzano en arquitectura clásica fue fundamental a la hora de dibujar y diseñar columnas, artesonados, cornisas, molduras, frisos, pilastras, arquivoltas… y muchos otros elementos que restauran la magnifcencia de la casa. Belén Domecq y su equipo no solo estudiaron a fondo los planos originales, sino también investigaron la trayectoria del arquitecto Fitz y López, con el fn de acercarse lo más posible a cómo había sido el edifcio en su origen. “Estudiamos todas sus obras, sobre todo las de Madrid, sus gustos, sus manías, sus debilidades…”, nos cuenta la interiorista. Otro acierto fue la elección de elementos de diseño contemporáneo que conviven maravillosamente con una caja clásica. “Ha sido un trabajo en equipo. Manzano Martos nos permitió ciertas concesiones. Por ejemplo, a él le hubiera gustado hacer un suelo clásico, pero nosotros queríamos introducir nuestro punto actual, señala la interiorista. E hicimos unas hojas contemporáneas en unas embocaduras clásicas en las puertas de más de 3 m de altura”. A modernos muebles se sumaron materiales nobles y tejidos naturales, sedas, algodones, lanas, cashmeres... “Por contraste, el diseño contemporáneo y el clásico se potencian mutuamente”, afrma Marcos Arias, interiorista de Grupo Cosmic. Los tonos elegidos, grises, beis y blancos rotos, negros, crudos... son la base neutra perfecta para las obras de arte moderno que poseen los dueños, y que determinaron en gran medida la decoración de la casa. Se pensó cuidadosamente dónde estaría cada una, su iluminación y qué piezas la acompañarían. Las paredes del salón, de 5,8 m de altura, se entelaron con lana en busca de calidez. “Es una casa espectacular en cuanto a sus proporciones y a todo, pero no es estridente ni ostentosa, no pretende nada, sino simplemente el respeto a su proyecto original, basado en la arquitectura clásica”, afrma la interiorista. “Una de las premisas del cliente fue dar prioridad a la vida familiar. Y ello ha determinado que haya muchos espacios para estar, para sentarse, para convivir, más que muebles para exponer”, concluyen los interioristas.