TIENEN CLASE
Este exclusivo showroom madrileño especializado en telas y papeles pintados highlevel trae lo último del lujoso sello Thibaut.
Esta temporada, el showroom madrileño de Nacho de la Vega exhibirá, entre otras notables firmas nacionales e internacionales, las colecciones más recientes de Thibaut. La marca estadounidense de papeles pintados más longeva del país, -fundada en 1886-, edita también destacadas colecciones de tejidos y un catálogo de mobiliario de lujo. De Paris Déco Off, el tándem de Nacho de la Vega vino con fantásticos catálogos como Reverie o Modern Resource. Este último con diseños contemporáneos, lineales pero orgánicos, que destilan elegancia. ¡Todo estilo!
Su propio nombre lo dice todo, la tumbona no sólo se refiere a un tipo de mueble, es un verdadero “modus vivendi” que tiene mucho que ver también con el arte de la pereza. Practicar la idea de pasar buena parte del día recostados está francamente mal visto en el mundo contemporáneo. Tenemos prejuicios morales contra algo que se interpreta como desidia e inactividad (¿se acuerdan de Oblómov, aquel personaje de la novela de Goncharov?) y eso a pesar de que nuestros ancestros romanos se pasaban el día en el triclinium y, aun así, les daba tiempo a invadir territorios y conquistar el mundo. Tanto es así que etruscos y romanos aparecen representados en sus sarcófagos reclinados como si estuvieran dispuestos a iniciar una conversación o comerse un racimo de uvas. Para ser precisos, esto es algo que hacían los hombres, a las mujeres no se les consintió esta postura hasta el siglo XVIII en Francia en que, de pronto, se consideró una actitud elegante... A Camillo Borguese también le hizo tilín la idea de ese tipo de postura y le encargó a Canova una gran escultura que retratase a su mujer Paolina (después Paolina Bonaparte) como una diosa Venus tumbada medio desnuda (ella se jactaba de haber posado tal cual) en un diván de estilo Imperio que emula el mobiliario romano.
En el siglo siguiente este tipo de mueble que los franceses llaman “silla larga” (chaise-longue) y los ingleses “camas de día” (daybeds) proliferaron sin pausa y hoy reposan por los salones de los amantes de la comodidad. Eugenia Melián, que fue agente de fotógrafos en París, recuerda colocar un futón encima de una de estas sillas largas para que durmiese allí el fotógrafo de moda David Lachapelle que entonces estaba empezando su carrera. El siglo XX está plagado de ejemplos en los que arquitectos y diseñadores ponen su ingenio al servicio de la innovación de este tipo de silla. Una de las que más trascendencia ha tenido en el paisaje interior contemporáneo es la LC4, la “máquina relajante” (relaxing machine), que era como Le Corbusier llamaba a la tumbona que
Cdiseñó con Charlotte Perriand y Pierre Jeanneret. Según decía, la idea para hacer este diseño surgió de la observación de la postura de los cowboys americanos, reclinados y con los pies sobre la mesa. El caso es que todo aquel que se considerase moderno desde 1927 en adelante soñó con poseer una de ellas, convirtiéndola en icono contemporáneo. Tal es así que existe un increíble libro en edición limitada que utiliza como título la famosa frase que le dijo Le Corbusier a Perriand cuando fue a pedirle trabajo: Aquí no bordamos cojines. “We Don’t Embroider Cushions here” es una compilación de imágenes recogidas por las artistas Augustine y Josephine Rockebrune tras un estudio exhaustivo del mundo de las películas porno de las que han extraído innumerables ejemplos de la tumbona integrada en variopintas escenas de sexo.
osas veredes, amigo Sancho. Otro clásico de la tipología, la Tube de Joe Colombo fue reinterpretada recientemente por Marcel Wanders para la colección Objetosnómadas, de Vuitton, en una versión plegable y transportable como una maleta. A Verner Panton le debemos la versión más radical (de hecho, hay que lo llama Monsieur Recamier) ya que no sólo ideó un sistema para estar tumbados sino que, además, nos imaginó apilados en su Living Tower de modo que pudiésemos estar unos encima de otros disfrutando de nuestro momento de ocio. Entre los ejemplos más curiosos que he visto están dos que se presentaron en Milán el mismo año y que se basaban en el cuento “La princesa y el guisante”, de Andersen. Un diseño era “Principessa”, de Doshi Levien, el otro de “Princess on the pea”, de Richard Hutten, los dos eran una acumulación de colchones haciendo referencia al cuento en que hay que conseguir que la princesa no sienta ni un guisante que se interponga varios colchones más abajo. Años después, Hutten diseñó una habitación temporal para el Llove Hotel de Tokio donde continuó el tema de la superposición de capas en el diseño de las paredes a partir de capas de cinta adhesiva que después se convertiría en un auténtico papel de pared.