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FOTOS: MADS MOGENSEN. TEXTO: MARTINA HUNGLINGER. ADAPTACIÓN: PILAR CALLEJA.
El trabajo en equipo de tres decoradoras triunfa en esta residencia londinense.
El interior y el exterior de esta casa londinense hablan dos lenguas diferentes pero se entienden muy bien. Tres interioristas, entre los que se encuentra Victoria-Maria Geyer, han participado en un interiorismo de colores intensos tras una clásica fachada georgiana.
Lafachada de ladrillo visto salpicada de grandes ventanales de esta excepcional residencia londinense supone una vuelta al pasado, al clásico estilo georgiano en su más pura esencia, y guarda interiores de medidas generosas y techos de más de 3,75 m de altura que dan muestra de su grandeza. Un estilo que en esta casa se mantiene casi intacto en la piel que la envuelve, pero que se altera con la piscina adosada a la estructura. Una pieza inspirada en la estética marroquí y vestida de un verde luminoso con destellos dorados, para mimetizarse con los colores del jardín, que marca un punto y seguido con los cambios que se suceden en el interior.
Nada más abrir la puerta salta la sorpresa. Un ambiente contemporáneo, lleno de luz y colores vibrantes más propios de la Europa bañada por el Mediterráneo, asalta los sentidos. Un impactante interior que vivió una profunda reforma de más de seis años y que contó con la colaboración de varios interioristas en diferentes fases bajo la batuta de su propietaria. En la primera tomó las riendas Victoria-Maria Geyer, que tuvo mucho que ver con la elección de muebles, colores y estampados, y que luego pasó el testigo al estudio de David Collins. Para la última etapa, contaron con la también decoradora Shaskia Blyth Collinson que, además, tuvo una relación muy directa con la elección de algunas lámparas, revestimientos y con el diseño de parte del mobiliario, como la isla del vestidor que lleva su firma. En la planta principal se distribuyen las habitaciones más coloristas de la casa representadas por el salón azul, de estética posmodernista con una fuerte personalidad en sus muebles y complementos, el estar con la chimenea o el comedor en el que el rojo se alza como eje de referencia. También la cocina, donde los tonos oscuros encuentran su inspiración y que en su origen estaba en el sótano, se integra ahora en esta zona representando el paso a una vida más actual y ha terminado convirtiéndose en el corazón de la vivienda. Los detalles que interpretan el mundo animal, las mariposas, los tocados con plumas o los símbolos inspirados en la cultura iberoamericana y los recuerdos de viajes son elementos recurrentes de la propietaria que se reparten entre estas estancias y que llenan la casa de vida y de aventuras pasadas. Tras abandonar esta planta, el piso superior, reservado para acoger los dormitorios y el baño, es una zona que marca el contrapunto fue diseñada para la relajación y el descanso. Los colores suaves y pasteles son la pauta necesaria para recuperar
• energía y equilibra el contraste en esta vivienda.
COLORES INTENSOS, COMO EL AZUL Y EL ROJO, REFLEJAN UN INTERIORISMO MÁS CONTEMPORÁNEO
EL CONTRASTE CROMÁTICO ES BRUTAL: ESPACIOS LUMINOSOS EN TONOS SUAVES Y OTROS EN COLORES MUY POTENTES
LOS DETALLES CON ANIMALES O LOS TOCADOS DE PLUMAS SON PIEZAS RECURRENTES EN LA DECORACIÓN
La piscina. Bajo una estructura de cristal y metal que descansa sobre la fachada se sumerge esta pieza. Las teselas que revisten su interior en verde, blanco y dorado, que le dan un peculiar destello, son de Bisazza, en Domus Tiles. La fachada de estilo georgiano envuelve entre sus jardines un agradable estar para disfrutar del buen tiempo.
Salón en azul. Se diseñó con una inquietante estética pop, donde el color adquiere un vibrante protagonismo. En la pared del fondo, el cuadro con serpientes enroscadas es una fotografía de Guido Mocafino. El asiento de estructura naranja, de un anticuario, y las lámparas de mesa, del estudio de David Collins. Banco Barcelona Day Bed, de Mies van der Rohe para Knoll. El jarrón de la estantería, en Habitat.
VICTORIA-MARIA GEYER COMBINACIONES AUDACES Alemana de nacimiento y belga de adopción, esta interiorista autodidacta, que se lanzó en 2008, ha dedicado toda su carrera a la decoración de viviendas. Sus clientes comentan que es perfecta porque siempre resuelve las necesidades e intenta “hacer realidad sus sueños”, según sus propias palabras. Su estilo se reconoce por mezclar muebles, colores, texturas y objetos de los últimos dos siglos. Una seña de identidad que habla de su audaz interpretación de la decoración.
Sobre el sof‡, cuadro de colorista geometría del pintor norteamericano Alexander Calder. En el rincón, tocado original del carnaval de Río de Janeiro de 2007. En la mesa, mariposas doradas compradas en París. La alfombra, también en azul, del estudio de David Collins.
Sobre la pared azul se articuló una rica combinación de piezas actuales, con el espejo de formas redondeadas, como clásicas, con el aparador de madera noble y los candelabros. Sutiles detalles en amarillo y rojo aportan un toque más actual. En la antesala del comedor, dos butacas de anticuario sujetan cojines coloristas, uno de ellos con una caricatura de la pintora mexicana Frida Khalo, dando cuenta del gusto de los dueños por la cultura iberoamericana. Frente al ventanal, mesa en piedra y sillas, de Ben Whistler, tapizadas en piel roja, de Edelman. Las cortinas son de Abbott & Boyd.
El suelo de madera teñido en gris claro es el hilo argumental sobre el que discurre toda la casa. El aparador del comedor llegó desde Bélgica de la mano de Victoria-Maria Geyer. Los candelabros de cristal son de Lalique, y el cuadro textil en rojo es obra del artista chino Zhuang Hong Yi.
Alrededor de la isla central de piedra negra se organiza esta cocina de tendencia contemporánea, donde la sobriedad es su referencia. La madera con acabado en negro y el acero son los materiales elegidos para el resto de las piezas. Los electrodomésticos, de Gaggenau.
El distribuidor se revistió con una pintura decorativa realizada por Rima & Mc Rea. La escalera se cubrió con una alfombra de Sinclair Till. Arriba, lámpara de pie, de Porta Romana. Vestíbulo en negro. Adosado a la pared, el aparador de formas clásicas, con un renovado acabado en negro, es una pieza que los dueños trajeron de su anterior vivienda. Sobre él, lámpara, de Porta Romana. El pouf, tapizado en un llamativo “animal print”, es del diseñador Andrew Martin.
Una relajante zona de estar. Un amplio sofá en foma de “U”, tapizado en un vibrante morado, es el centro neurálgico de esta habitación, sobre el que se articulan el resto de complementos. Sencillos detalles que conforman un ambiente despejado y tranquilo y donde cada uno asume un papel: coloristas tocados de plumas, recuerdos de viajes y objetos diversos de inspiración animal. Sobre la pared de la chimenea, una obra de la artista taxidermista Polly Morgan, realizada con distintos pájaros, plumas y astas.
En el dormitorio princiapl se respira simetría y equilibrio en todos sus detalles. Las mesillas de madera noble y el cabecero, tapizado en capitoné, fueron diseñados por la propietaria. Sobre este último, una lámina con representación animal, del pintor y escultor francés Aurèlien Raynaud. La ropa de cama es de White Company. se empapeló con un colorista y divertido papel de Sanderson. En el centro, una mesa en madera clara con el sobre de espejo, es un apoyo extra para guardar. La lámpara de techo es de Graham & Green. El vestidor
Las puertas de espejo de los armarios del vestidor son el aliado perfecto para llenar de luz la habitación. El reflejo que proyectan aporta profundidad a toda la estancia y amplitud. La impresionante bañera oval, de Agape, con grifería encastrada, se convierte en el foco de atención del baño y le contagia la serenidad y belleza de sus formas. Llama mucho la atención la pared de azulejos tipo tesela en colores degradados rosas, de la firma italiana Bisazza.