Al decorar su piso en el corazón de Milán, la interiorista Anna Maria Enselmi ha contado con una musa de excepción: la galerista Nina Yashar, gurú del art-design.
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FOTOS: HELENIO BARBETTA/LIVING INSIDE. TEXTO: KURT G. STAPELFELDT/ANA RODRÍGUEZ FRÍAS.
El piso milanés de la interiorista Anna Maria Enselmi ha sido decorado con la exclusiva inspiración de la galerista Nina Yashar.
“NINA YASHAR Y YO ELEGIMOS LAS PIEZAS MÁS BELLAS PARA UNA CASA CON DIVERTIDOS CONTRASTES”
Nada mejor para afianzar los lazos de amistad que compartir pasiones. Éste es precisamente el caso de la diseñadora de interiores Anna Maria Enselmi y de Nina Yashar, una de las grandes ladies del diseño y la fundadora de Nilufar, la legendaria galería milanesa de art-design. Ambas aman la belleza y el diseño sobre todas las cosas, y han trabajado juntas en varios proyectos. El primero fue Pilates Suite Brera, el exclusivo centro que Anna Maria posee en Milán, decorado como una suite con piezas midcentury, en cuya elección participó la galerista. Después de esta colaboración exitosa, Enselmi recurrió de nuevo a Nina Yashar para la decoración y la selección de muebles y objetos de su nuevo apartamento en Milán. Situado en la tercera planta de un edificio de finales del siglo XIX, que había sido la sede del Citibank, en el emblemático barrio de Brera, este piso cuenta con 150 m2 y una gran terraza ajardinada. En él, Anna Maria vive parte del mes, con sus padres y su perrita, la golden retriever Senna. El resto del mes vive en otras dos viviendas en Milán, también en Brera, una, en la que nacieron sus hijos, y otra, con su segundo marido. “Mis tres pisos están muy cerca entre sí, y me muevo de uno a otro todo el tiempo. Incluso vestirme por las mañanas puede ser todo un desafío”, nos cuenta riéndose.
Coleccionista de diseño, ha querido poner en esta casa todas los muebles y objetos que ama.
Con la ayuda de Yashar, ha conseguido un hogar espléndido y lleno de sorpresas. “La mayor diversión fue el proceso de selección de piezas con Nina, en el que pudimos expresarnos al máximo”, cuenta. Y añade: “Fue fantástico y con ella formamos un gran equipo”. Apostó por acabados impecables de un blanco brillante, por ejemplo, en las paredes, que se convierten en óptimo telón de fondo para lucir exquisitos muebles y obras de arte.
La arquitectura de interiores fue también estudiado y ejecutado con perfección milimétrica. Anna Maria recurrió a otra de sus amigas, la arquitecta Barbara Ghidoni, del estudio milanés, Storage Associati, quien diseñó y realizó a medida el vestidor, todas las puertas de la casa y el mueble central del salón, una pieza única que lo separa del comedor. Un elemento que otorga armonía y continuidad en toda la casa es el suelo en damero, realizado en losetas de mármol pulidas y brillantes. Anna Maria siempre había soñado tener un suelo como los que veía en los shows nocturnos de los sábados en los años 70, de espectacular escenografía. “Yo me imaginaba que algún día tendría esos suelos con el mismo gran efecto, así que cuando encontramos esas losas de mármol en negro y blanco absolutos -lo que era muy difícil de conseguir-, supe que podíamos hacerlo, y eso me hizo muy feliz”. El apartamento entero refleja sus gustos, y probablemente en él ha aplicado un consejo que le dio Nina: “que me enfoque en lo que me gusta y elija por mí misma, puesto que nadie puede saber mejor que yo quién soy y cuáles son mis sueños”. Ahora trabajan juntas en un nuevo proyecto en Lecce, en La Puglia, que se inaugurará en verano, la restauración de un palazzo de 1.400 m2, con ocho suites en la que los huéspedes disfrutarán de la experiencia de estar rodeados de piezas de arte y de
• diseño. O sea, como la que Anna Maria vive en su piso milanés.
“QUISE QUE CADA RINCÓN DE LA CASA FUERA ALGO VALIOSO A DESCUBRIR”
“HASTA EN LOS BAÑOS HEMOS PUESTO LÁMPARAS MUY ESPECIALES, NADA HABITUALES”