Larga vida a los hoteles
Lugares maravillosos donde se crean momentos inolvidables, aquí va mi lista. La elegante terraza de ese hotel mítico en Venecia, una tarde de junio tras pasear por la Biennale de Arte. El lobby de un rascacielos de NYC, caliente mientras nevaba fuera, enorme como lo es todo en la ciudad y tan frenético como la propia urbe. La casapalacio en Fez que fue de un doctor en el siglo XIX y que continuaba azul, llena de libros y sabia, un siglo después abierta a otros huéspedes. El eficaz bar junto a la recepción, en Milán, donde los aperols y los canapés nos recibían generosos cuando, derrengados, caíamos en sus butacas los periodistas a la vuelta del Salone. Más recuerdos: la tarjeta magnética que abría una habitación deslumbrante en el piso 36 sobre la bahía de Bangkok, y la pulserita amarilla que llevé en el Caribe durante siete días en invierno llenos de sol, océano, familia, palapa y mojitos ( quienes alzan la ceja, creánme; era maravilloso). El pasillo interminable en Estambul, oscuro y confuso, que conducía al mejor de los spas. Y ese “¿Otra vez por aquí? Es una alegría verles”, que nos decía la jefa de camareras, con su dulce acento canario y una sonrisa espléndida. Interruptores como una central de mandos. Suites magníficas que nos prestaban el sueño de ser especiales, y esos bares abiertos hasta bien tarde donde la noche con amigos siempre se hacía corta. Cartas
Háganme caso y reserven cuanto antes, la felicidad se aloja en estos sitios tan mágicos”
de almohadas, ¡ el desayuno!, guardianes de la intimidad con colchones de cine... en sus salones hemos bailado en fiestas, y cerrado acuerdos empresariales. Vaya, necesito todas las páginas de esta revista para recordar cada uno de mis hoteles. No, no vamos a perder estos lugares ganados para celebrar el diseño con el propósito de crear belleza y bienestar. Desde ELLE Decoration nuestro apoyo al sector y a todas las empresas de interiorismo que los construyen. Háganme caso, reserven cuanto antes en el más próximo, la vida sigue siendo bonita y, a veces, lo mejor pasa tras el hall de un hotel.