TRES PREGUNTAS A... ELVIRA DYANGANI OSE
La primera mujer en dirigir el MACBA ha asumido su cargo este otoño con la idea de abrir el museo a la comunidad y hacerlo más permeable y menos elitista.
De padres ecuatoguineanos, nació en Córdoba en 1974 y se formó en Barcelona y en Nueva York. A su capacidad de liderazgo, suma un sólido currículum internacional. ¿Qué le ilusiona más de este nuevo reto? Conectar con, y aunar entre ellas, las diversas comunidades que rodean la producción artista y cultural del museo: gente de nuestro barrio, el Raval; las instituciones de la ciudad y la región -y, claro está, del resto del mundo-; los artistas, críticos, profesores, estudiantes, profesionales de diversas disciplinas, turistas, skaters y transeúntes despistados. Queremos que alrededor de este nuevo MACBA se generen una serie de comunidades orgánicas que expandirán nuestras ideas más allá de los circuitos del arte. El museo es una extraordinaria plataforma para exponer, compartir conocimientos, encontrarse, disentir y cuidar. Construir eso que denomino el museo de los afectos es fundamental. ¿Cuéntenos sus planes para el MACBA? Regenerar nuestra relación con los agentes de la ciudad a través de procesos de escucha activa. Reformular lo que históricamente se conoce como marca MACBA, para reinventarnos reescribiendo y expandiendo las historias de la colección -y sus ausencias-, a través de proyectos expositivos, programas públicos y educativos. Éstos serán fundamentales para la formulación de un proyecto permeable a la realidad que le circunda, al tiempo que pretende intervenir, cuestionar. ¿Cómo puede encajar esto en la futura ampliación del MACBA prevista?
Todo esto será visible en el nuevo edificio en 2024. Mientas tanto, trabajaremos para expandir nuestro alcance geográfico y presentar los primeros proyectos -residencias, exposiciones, programas de radio- que nos ayuden a construir un museo dispuesto a definirse desde la desjerarquización, la descanonización y la interdisciplinaridad. macba.cat